Pintura

Cimabue: Maestro del Treccento italiano

junio 21, 2018

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Cimabue

Giovanni Cenni di Pepo Cimabue nació en Florencia, Italia, hacia 1240.
Es conocido igualmente como Bencivieni di Pepo o en italiano moderno Benvenuto di Giuseppe.

Su obra está recogida por Giorgio Vasari en sus «Vidas de los más famosos pintores, escultores y arquitectos, considerada como el primer libro de la Historia del Arte, finalizada doscientos años después de la muerte de Cimabue.

Es por esto que, y a pesar de ser los primeros documentos sobre Cimabue, todo lo reflejado sobre él es poco exacto, tanto así que según los historiadores de arte Hugh Honour y John Fleming: «Su nombre es, de hecho, poco más que una etiqueta adecuada para un grupo estrechamente emparentado de pinturas murales y sobre tabla».
Vasari encuentra en él la causa inicial de la renovación de la pintura. Puede así decirse que asegura la transición entre dos épocas y dos maneras de ver.

Como decimos, son pocos los datos ciertos sobre su vida, apoyadas documentalmente; se sabe que estaba presente en Roma en el año 1272, donde aparece encargado de realizar un cartón para el mosaico del ábside de la catedral de Pisa en el año 1301.

Consta muerto en Pisa en el año 1302. De estas poquísimas informaciones los críticos y los historiadores del arte han reconstruido, con todas las dudas y reservas, la nómina de sus obras.
Siempre según Vasari sus maestros fueron «griegos», (quiere decir bizantinos), y habría recibido también formación de Dietisalvi di Speme.

Dante lo citó como el mayor pintor de la generación que precedió a Giotto, paralelamente al poeta Guido Guinizelli y al miniaturista Oderisi da Gubbio; y Según Ghiberti y el Libro de Antonio Billi fue el maestro y el descubridor de Giotto. Al respecto Vasari cuenta una anécdota, según la cual, Cimabue descubrió en un paseo por los alrededores de Florencia, a un pastor que mientras cuidaba sus ovejas, retrataba a una de ellas sobre una piedra; era el joven Giotto, que se convertiría en su alumno y pronto superaría a su maestro, llegando a ser uno de los grandes maestros del Renacimiento italiano, aquel qué «logró desterrar el estilo griego grosero de su época y resucitar el buen arte de la pintura moderna».

A juzgar por los encargos que recibió, y que si están documentados, Cimabue parece ser que fue un artista notable en su época.
Mientras trabajaba en Florencia, Duccio di Buoninsegna fue el principal artista, y quizás su rival, en la cercana Siena.

Recibió y ejecuto un encargo de pintar dos frescos muy grandes para la Basílica de San Francisco de Asís, que se conservan, aunque muy deteriorados, ya qué la ocupación del edificio por las tropas invasoras francesas, prendió fuego la paja y dañó seriamente los frescos, en las paredes de los transeptos, esto es, una Crucifixión y un Descendimiento; el albayalde o blanco de plomo se oxidó y ennegreció, dejando las caras y gran parte del ropaje en negativo.

Otra obra también seriamente dañada, es el gran Crucifijo de Santa Croce en Florencia; la mayor obra de arte dañada en las inundaciones de Florencia del año 1966. El agua se llevó gran parte de la pintura del cuerpo y de la cara.
Al final de su vida trabajó en los mosaicos del ábside de la catedral de Pisa, ciudad en la que murió.

Está considerado como el último gran pintor del estilo tradicional bizantino; aseguró la renovación de éste, aunque rompiendo con su formalismo, a la vez que introdujo elementos del gótico, como el realismo de las expresiones de los personajes. Por todo esto, puede ser considerado como el iniciador de un tratamiento más realista de los temas tradicionales, lo que le hace ser un precursor del realismo del Renacimiento florentino.

No obstante, en cuanto a esta evolución, no fue un caso aislado en Europa, la propia pintura bizantina, mostraba signos de estar evolucionando hacia una mayor representación de los volúmenes y un incremento del diálogo con el observador. Se pueden citar como ejemplo, los frescos del Monasterio de Sopoćani, de 1265, en los que se advierten figuras ya sin contorno donde los finísimos esfumados ponen de manifiesto la redondez volumétrica. A Cimabue, le corresponde, no obstante un paso fundamental en la transición de las figuras hieráticas e idealizadas de tradición bizantina hacia verdaderas imágenes, dotadas de humanidad y expresión, que serán la base de la pintura italiana y occidental.

Fue así mismo pionero en el naturalismo, sus figuras estaban representadas con sombras y proporciones más parecidas a las reales, su gran obra, «La Maestà» muestra características y técnicas medievales, este cuadro, es considerado como la obra que ejemplifica la Edad Media.
Cimabue fue eclipsado con la explosión del Renacimiento, Dante dedicó unos versos a este hecho:

«¡Oh, vanagloria de la grandeza humana!
¡Cuán poco dura tu verdor sobre la cumbre,
Si no se sigue una época de decadencia!
Se creyó Cimabue reinar en el campo de la pintura
Y ahora es Giotto el que tiene la fama,
De modo que la fama de aquél se ha oscurecido.»

Sus obras más notables conservadas son: «San Francisco de Asís» y dos versiones de la «Maestà»; «El Crucifijo de Arezzo» de 1270, pintado para la iglesia de Santo Domingo de Arezzo; «El Crucifijo de Santa Croce», pintado hacia 1275-1285 para la iglesia de Santa Croce de Florencia. Resultó muy dañado por las inundaciones de la ciudad en 1966, y ha sido sólo parcialmente restaurado.

La conocida como «La Maestà» del Louvre, datada hacia 1280, pintada para la iglesia del convento de San Francisco de Pisa, hoy en el Museo del Louvre, y que tiene gran parecido con la de Duccio; y los frescos para el transepto derecho de la Basílica inferior de Asís, están bastante dañados; «La Maestà de Santa Trinita»; hoy en la Galería de los Uffizi de Florencia está datada en el periodo de 1290 a 1300.

Del 2 de septiembre de 1301 al 19 de febrero de 1302, año de su muerte, Cimabue estuvo en Pisa donde realizó, con colaboradores, los mosaicos para el ábside de la catedral. De ellos quedan la figura de San Juan Bautista, que sirvió a la crítica moderna para reconstruir su catálogo, es de hecho de la única obra de Cimabue para la cual es posible una atribución basada sobre fuentes documentales ciertas.
Se le atribuyen así mismo dos pinturas muy buenas: una «Flagelación de Jesús», actualmente en la Colección Frick de Nueva York y una «Virgen y el Niño», en la National Gallery de Londres.
Murió en Pisa, en 1302.

*Entrada publicada en este blog el 20 de octubre de 2012. Ha sido actualizada y ampliada el 21 de junio de 2018.

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  • Reply Bitacoras.com octubre 20, 2012 at 9:48 pm

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