Arturo Perez Reverte. «Permitidme tutearos, imbéciles»
Arturo Perez Reverte, nación en Cartagena (Murcia). España en 1951, durante 21 años fue uno de los mejores reporteros de prensa cubriendo todos los confictos internacionales en ese periodo, especializado en los armados: Guerra del Líbano, Eritrea, Conflicto del Sahara. Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Chad, Libia, Guerra del Golfo, Bosnia….
A nivel personal, lo descubrí con: «La piel del tambor», novela que desarrolla una acción de intriga en la Sevilla de finales del siglo XIX y me enganché a su prosa en las que siempre mezcla una magistral descripción de la época o lugar en las que sitúa la acción y una dosis alta de intriga y misterio que engancha al lector indefectiblemente. Después de la «Tabla de Flandes», «Territorio Comanche» y un buen numero de obras, todas ellas de enorme éxito, con su serie del «Capitán Alatriste», ha batido todos los records de ventas obra que desde su lanzamiento en 1996, se convierte en una de las series literarias de mayor éxito.
Pero Pérez Reverte, sigue enganchado al periodismo de actualidad y colabora como articulista en varios medios de prensa escrita, entre los que se encuentra XL semanal; hoy en dicha publicación he encontrado este articulo que creo merece la pena su lectura y una reflexión sobre el tema que plantea, este es el articulo:
«Permitidme tutearos, imbéciles»
«Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía».
De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado.
Via: XL Semanal
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Información Bitacoras.com…
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Triana, majadero, palurdo, besugo, ganapán, tosco, bajuno, todo lo que Quevedo en la Vida del buscón llamado Don Pablos, encontró como personaje y como lengua, Pérez Reverte lo simboliza, lo conocía como reportero de guerra “No me cogerás vivo” devastador, libro de experiencias de guerra, que creo que marcaron su visión de bucanero, donde la ética es feroz pero lealmente seguida.
“El vuelo del águila” no me gusto pero “La Reina del Sur” me hipnotizo, es un libro que al principio seria un reportaje y después se convirtió en novela, y su trama es por demás actual y devastadora, Pérez Reverte estuvo dos años investigando in situ en Culiacán, Sinaloa, en México. Trata sobre el mundo de las drogas, el submundo, donde el personaje femenino se convierte después de una serie de aventuras en la principal distribuidora de drogas, ¿en México? No. En España, en México se inicia siendo amante de un traficante de drogas. Triana si no lo has leído en verdad te lo recomiendo, la capacidad narrativa en la acción, el dibujo de los personajes, la ambientación es excelente, creo que, como el mismo lo dice a través de uno de os personajes de la novela, ahí están Duma, Stevenson, Julio Verne, Stendhal, Víctor Hugo, te la recomiendo.
Todos los domingo en Milenio diario (http://www.milenio.com/) Aparece esta misma columna que mencionas.
Ya me extendí, lo siento.
Un abrazo atravesando en lancha el estrecho de Gibraltar. (Escena de la Reina del sur.
Sergio Astorga
Si, Sergio, se que los artículos de Arturo se publican en varios medios digitales, al igual que en la prensa escrita tradicional, que son siempre agudos , fuertes y para mi al menos, certeros.
No, no he leído «La reina del sur», y eso que un amigo tambien me lo había recomendado, lo apunto en mi agenda para hacerme con él, aunque se de antemano que me va a gustar, Perez Reverte, nunca me ha decepcionado, sus novelas son de esas que las empiezas y te las bebes, todas las que he leído así fue.
Un abrazo con viento de Tarifa.