Pintura

Francisco Herrera, el Viejo: El barroco sevillano

noviembre 19, 2024


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Francisco Herrera

Francisco Herrera, el Viejo, nació en Sevilla, hacia 1590.
Pintor y grabador que estuvo activo durante el Siglo de Oro español. Fue discípulo de Francisco Pacheco.
Fue padre de otro gran pintor y arquitecto, Francisco de Herrera el Mozo.


Realizó sus primeras obras a partir de 1910, cuando contaba aproximadamente 20 años de edad; dibujó la portada de un libro con la figura de San Ignacio de Loyola.


En 1616 le fue encargado un importante trabajo para el entonces Convento de San Francisco de Sevilla sin haber superado el examen de pintor, hecho que hizo que algunos pintores sevillanos iniciaran un pleito contra él. En 1619 superó la citada dicha prueba.


En 1617 pintó Pentecostés, que conserva el Museo El Greco de Toledo; de este año también data un San Lorenzo actualmente albergado en la Iglesia de La Merced de Huelva.


Hacia 1620 realizó su Apoteosis de San Hermenegildo, que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, donde también se pueden contemplar nueve de los dieciocho óleos que componían el gran retablo de San Basilio, realizado entre los años 1638 y 1639.


Una de las pinturas de dicho retablo San Basilio dictando su doctrina, se encuentra en el Museo del Louvre, el resto se encuentran en paradero desconocido.


Otras obras del artista que se conservan en Sevilla son una Inmaculada, fechada en 1614, actualmente en el Palacio Arzobispal de Sevilla, y otra en la fachada de la Catedral de Sevilla, además del retablo de la Natividad del Convento de San José del Carmen, conocido como convento de las Teresas.


En 1626 comenzó a trabajar, en unión de Francisco de Zurbarán, en la serie para la Iglesia del Colegio de San Buenaventura, en Sevilla, en la que pintó a San Buenaventura recibiendo el hábito franciscano, que se conserva en el Museo del Prado; Santa Catalina y la familia de San Buenaventura, en la Universidad Bob Jones de Grenville (Estados Unidos), y San Buenaventura Niño, presentado a San Francisco y la Comunión de San Buenaventura, ambos de 1628, en la colección Carvalho de Villandry y en el Museo del Louvre, respectivamente.


Además están catalogados: San Diego (colección particular, Madrid, 1627), una estampa representando a la Santísima Trinidad con los retratos del rey Felipe IV y su esposa, otro del Conde-Duque de Olivares y su esposa; en 1628, un gran cuadro representando el Juicio Final, conservado en la parroquia de San Bernardo, en Sevilla; de 1635, el Bebedor, en el Worcester Art Museum; en 1626, Job, en el Museo de Bellas Artes de Ruan; un año más tarde La Parentela de Jesús, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.


En 1639 pintó diversas obras con figuras de Apóstoles, que forman parte de las colecciones de la Galería Uffizi de Florencia, Museo del Prado y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.


De 1643 es un San José con el Niño, en el Museo de Bellas Artes de Budapest; de 1647, El Milagro del Pan y de los Peces, en el Palacio Arzobispal de Madrid; de 1648, San José con el Niño, en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid; De1650, y Ciego tocando la zampoña, en el Museo de Historia del Arte de Viena.


Se considera, junto con Roelas, un pintor de transición del Manierismo al Barroco. Roelas era mayor que él y ésto condicionó que su obra se viera influenciada por el estilo del primero.


Ambos fueron preparando el terreno para la introducción plena del Tenebrismo, cuando José Ribera comenzó a enviar sus cuadros masivamente a través del puerto sevillano.


Herrera tenía un estilo vigoroso y dinámico, muy atrevido para el tono general del panorama artístico de Sevilla. Tal vez fuera esto lo que mejor enlazó con el dramatismo intenso que rezumaba la obra de la corriente caravaggesca. Trabajó en Sevilla hasta 1638, año en el cual se trasladó a Madrid, donde conoció a Diego Velázquez.


Es posible incluso que éste, también de origen sevillano, hubiera sido durante un brevísimo período discípulo de Herrera, según nos cuenta en sus Vidas el historiador Antonio Palomino.


en 1650 se trasladó nuevamente a Madrid, ciudad en la que murió en 1656
En su obra se aprecia la influencia de otros pintores como Juan de Roelas, Francisco de Zurbarán y Velázquez.

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