[…] ¿Las invocaciones del pasado hieren?
¿Cuánto tiempo duelen las heridas? …
MT
«Cabello gris»
Son las cenizas de los tesoros:
pérdidas, sinsabores.
Son las cenizas antes las que en polvo
se deshace el granito.
Desnuda y luminosa paloma
que vive sin pareja,
cenizas de Salomón
ante todo lo vano.
Del tiempo sin crepúsculo
la amenaza terrible.
Dios estaba a mi puerta
mientras ardía la casa.
Señor de los sueños y de los días
que el fárrago no ahogará,
de estas tempranas canas,
se eleva el fuego, el espíritu.
Años, no me habéis traicionado
con un golpe en la nuca.
Este cabello gris es victoria
de fuerzas inmortales.
27 de septiembre de 1922
Marina Tsvetaeva
Traducción de Monika Zgustová
Marina Ivanovna Tsvetaeva nació en Moscú, Rusia, el 8 de octubre de 1892.
Hija del fundador del Museo Pushkin de Moscú Iván Tsvetáiev, tuvo que exiliarse en Praga en 1922, y más tarde en Francia, en 1925, después de la revolución rusa, junto a su marido, un oficial del ejército imperial.
Vivió 14 años en Francia, desdichada y muy triste, tenía dos hijas, Irina y Ariadna, y un hijo, Gueorgui.
Volvió a la Unión Soviética para reunirse con su marido Serguéi Efrón, quien había regresado a Rusia con su hija, en 1939, pero en el mismo año su marido y su hija fueron arrestados, Serguéi fue fusilado en 1941 y Ariadna fue liberada en 1955.
Condenada al ostracismo por las autoridades soviéticas, no pudo encontrar vivienda ni trabajo. Era tan pobre que su hija Irina tuvo que ir a un orfanato, donde moriría de hambre.
Al comienzo de la Gran Guerra, Marina fue evacuada a Yelábuga, Tartaristán, donde se ahorcó, el 31 de agosto de 1941, tenía sólo 48 años de edad.
Pese a todas esas desdichas, dejó una obra viva, de impresionante calor, intransigente y llena de valentía, que fue salvada de la destrucción y del olvido por su hija Ariadna. En la Unión Soviética permaneció prácticamente inédita hasta pasada de la Segunda Guerra Mundial, que comenzó a ser conocida a través de la publicación de algunos de sus poemas en hojas clandestinas.
Nabókov rectificó sus prejuicios sobre la difícil Tsvietáyeva, de ella decía leerla sólo causa estupor y dolor de cabeza, pero se negó a permitir su rehabilitación, que no ha llegado del todo hasta hace unos pocos años con la publicación en Rusia su obra completa, según escribe Enrique Vila-Matas, Su lírica es un gran tesoro de literatura rusa.
Su rehabilitación literaria empezó en los años 1960. Su poesía proviene de lo más profundo de su personalidad, de su excentricidad y de su uso muy preciso del idioma.
Se la sitúa a la altura de Boris Pasternak, Anna Ajmátova y Ósip Mandelshtam.
Su correspondencia cruzada con Pasternak y Rainer María Rilke (sólo publicables desde 1979) nos da la media de su personalidad, su fuerza especial y la atracción de todo tipo que ella ejerció.
También de Marina Tsvetaeva en este blog:
«Marina Tsvetáeva: Elogio del tiempo»: AQUÍ
«Marina Tsvetáeva: A los fiscales de la literatura»: AQUÍ
«Marina Tsvetáeva: Cabello gris»: AQUÍ
«Marina Tsvetaeva: A Boris Pasternak»: AQUÍ
«Marina Tsvetaeva: A ti, dentro de un siglo»: AQUÍ
«Marina Tsvetáyeva: Es sencilla mi ropa…»: AQUÍ
«Marina Tsvetáyeva: Es sencilla mi ropa…»: AQUÍ
«Marina Tsvetáyeva: Poema del fin»: AQUÍ
«Marina Tsvietáieva: La Carta»: AQUÍ
«Marina Tsvetaeva: Regreso del líder»: AQUÍ
«Marina Tsvetáeva: Cabello gris»: AQUÍ
*Ilyá Kamínsky en su libro «Bailando en Odesa” le dedicó este poema: «Marina Tsvietáieva»: AQUÍ
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