Poesia

Ilyá Kaminsky: Paul Celan, de Músicos ambulantes

octubre 24, 2012


«…A cada uno la palabra.
A cada uno la palabra que le cantó…»
Paul Celan

Paul Celan

De joven trabajó en una fábrica, aunque todos decían que
parecía más un profesor de lenguas clásicas que un obrero.

Era un joven hermoso con un cuerpo delgado que se movía con
una mezcla de gracia y aguda precisión geométrica. Su cara
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Poesia

Rosa Chacel: Los marineros

octubre 23, 2012


«La culpa se levanta al caer de la tarde,
la oscuridad la alumbra,
el ocaso es su aurora…»

«Los marineros»

Para Luis y Stanley

Ellos son los que viven sin nacer a la tierra:
no les sigáis con vuestros ojos,
vuestra mirada dura, nutrida de firmezas,
cae a sus pies como impotente llanto.

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Poesia

Rosana Acquaroni: En alas del aire

octubre 22, 2012


«… cada ola
es un recordatorio
bramando
nuestra muerte
hacia la orilla.»

«En alas del aire»

Aprendo a concederme la hermosura del aire
entre lo humano.
Las páginas oscuras del secreto rosal
adelantan los labios.
Entiende amor,
que llamarán a tu puerta de muy lejos,

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Poesia

Luis Cernuda: La ciudad a distancia, de Ocnos

octubre 19, 2012


«… Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo…»
L. Cernuda

«Cosa tan natural era para Ocnos trenzar sus juncos como para el asno comérselos. Podía dejar de trenzarlos, pero entonces, ¿a qué se dedicaría? Prefiere por eso trenzar los juncos, para ocuparse en algo; y por eso se come el asno los juncos trenzados, aunque si no lo estuviesen habría de comérselos igualmente. Es posible que así sepan mejor, o sean más sustanciosos. Y pudiera decirse, hasta cierto punto, que de este modo Ocnos halla en su asno una manera de pasar el tiempo.»

Johann Wolfgang von Goethe

«La ciudad a distancia»

En el esplendor del mediodía estival, iba el barco hacia San Juan, río abajo. Cantaban las cigarras desde las márgenes, entre las ramas de álamos y castaños, y el agua, de un turbio color rosáceo de arcilla, se cerraba perezosa sobre la estela irisada. En la pesadez ardiente del aire, era grato sentir el leve vaivén con que el agua mecía la embarcación, llevándonos con ella, sin un Continue Reading…