«… Me estoy sintiendo
vivir cuando me dueles
no en ti, ni aquí, más lejos…»
PS
Mi recuerdo a Pedro Salinas en el aniversario de su muerte.
«El dolor»
No. Ya sé que le gustan
cuerpos recientes, jóvenes,
que le resisten bien
y no se rinden pronto.
Busca carnes rosadas,
dientes firmes, ardientes
ojos que aún no recuerdan.
Los quiere más. Así
su estrago
no se confundirá
con el quemar del tiempo,
arruinando los rostros
y los torsos derechos.
Su placer es abrir
la arruga en la piel fresca,
romper los puros vidrios
de los ojos intactos
con la lágrima cálida.
Doblar la derechura
de los cuerpos perfectos,
de modo que ya sea
más difícil mirar
al cielo desde ellos.
Sus días sin victoria
son esos en que quiebra
no más que cuerpos viejos
en donde el tiempo ya
tiene matado mucho.
Su gran triunfo, su júbilo
tiene color de selva:
es la sorpresa,
es tronchar la plena flor,
las voces en la cima
del cántico, los altos
mediodías del alma.
Yo sé cómo le gustan
los ojos.
Son los que miran lejos
saltando por encima
de su cielo y su suelo,
y que buscan al fondo
tierno del horizonte
esa grieta del mundo
que hacen azul y tierra
al no poder juntarse
como Dios los mandó.
Esa grieta, por donde
caben todas las alas
que nos están batiendo
contra el muro del alma,
encerradas, frenéticas.
Yo sé cómo le gustan
los brazos. Largos, sólidos,
capaces de llevar
sin desmayo,
entre torrentes de años,
amores en lo alto,
sin que nunca se quiebren
los cristales sutiles
de distancia y ensueño
de que está hecha su ausencia.
Yo sé cómo le gustan
las bocas y los labios.
No los vírgenes, no,
de beso: los besados
largamente, hondamente.
Los muertos sin besar
no conocen el filo
de la separación.
El separarse es
dos bocas que se apartan
contra todo su sino
de estar besando siempre.
Y por eso las bocas
que ya besaron son
sus favoritas. Tienen
más vida que quitar:
la vida que confiere
a toda boca el don
de haber sido besada.
Yo sé cómo le gustan
las almas. Y por eso
cuando te tengo aquí
y te miro a los ojos,
y el alma allí te luce,
como un grano de arena
celeste, estrella pura,
con sino de atraer
más que todas las otras,
te cubro con mi vida,
y aquí en mi amor te escondo.
Para que no te vea.
Pedro Salinas
De: Razón de amor
Recogido en: Pedro Salinas – Poesías completas
Ed. Seix-Barral, 1982©
ISBN: 978-84-3229-7014
Pedro Salinas Serrano, nació en Madrid, el 27 de noviembre de 1891.
Fue poeta, ensayista, dramaturgo, novelista y traductor, labor en la que contribuyó al conocimiento de la obra del novelista francés, Marcel Proust, y uno de los representantes más notables de la Generación del 27.
La primera parte de su obra, está influenciada sobre todo la poesía pura de Juan Ramón Jiménez y así mismo por las vanguardias futurista y ultraísta.
Su etapa más madura está formada por la trilogía amorosa: «La voz a ti debida», de 1933 (título tomado de un verso de Garcilaso de la Vega), en la que desarrolla la historia de una pasión amorosa, desde su inicio hasta el final; «Razón de amor», de 1936, en la que examina lo que queda del amor cuando éste acaba. Y en la misma linea que las dos anteriores: «Largo lamento», de 1939, en la que evoca un verso de Gustavo Adolfo Bécquer.
De su etapa en el exilio, de 1940 a 1951: «El contemplado», de 1946; «Todo más claro y otros poemas», de 1949, y su obra de publicación póstuma «Confianza», de 1955.
Al finalizar la Guerra Civil Española hubo de huir a Francia, desde donde marchó al exilio Estados Unidos, país en el que residiría hasta su muerte.
Murió en Boston, el 4 de diciembre de 1951.
También de Pedro Salinas en este blog:
«Pedro Salinas: Si me llamaras…»: AQUÍ
«Pedro Salinas: Anoche se me ha perdido…»: AQUÍ
«Pedro Salinas: Qué paseo de noche»: AQUÍ
«Pedro Salinas: Los cielos son iguales…»: AQUÍ
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«Pedro Salinas: Pensar en ti esta noche..»: AQUÍ
«Pedro Salinas: La voz a ti debida (Fragmentos)»: AQUÍ
«Pedro Salinas: ¿Las oyes como piden realidades?»: AQUÍ
«Pedro Salinas – Día Mundial de la Poesía: Mis Poetas – Yo no quiero más luz…»: AQUÍ
«Pedro Salinas: Serás, amor»: AQUÍ
Bibliografía poética:
Presagio – 19234
Seguro azar – 1924-1928
Fábula y signo – 1931.
La voz a ti debida – 1933.
Razón de amor – 1936.
Largo Lamento – 1936-1939
Error de cálculo – 1938.
Lost Angel and Other Poems – 1938 (antología bilingüe con poemas inéditos. Trad. de Eleanor L. Thurnbull).
Poesía junta – 1942.
El contemplado – 1946.
Todo más claro y otros poemas – 1949.
Poesías completas – 1955 (incluye el libro inédito Confianza).
Poesías completas – 1956
Volverse y otros poemas – 1957.
Poesía completas – Barral – 1971.
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