[…] No dupliques las armas,
Bella homicida,
que está ociosa la muerte
Donde no hay vida.
SJIC
Recordando a La Décima Musa, en el aniversario de su muerte.
«Amor empieza por desasosiego»
Amor empieza por desasosiego,
solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos;
susténtase de llantos y de ruego.
Doctrínanle tibiezas y despego,
conserva el ser entre engañosos velos,
hasta que con agravios o con celos
apaga con sus lágrimas su fuego.
Su principio, su medio y fin es éste:
¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío
de Celia, que otro tiempo bien te quiso?
¿Qué razón hay de que dolor te cueste?
Pues no te engañó amor, Alcino mío,
sino que llegó el término preciso.
Sor Juana Inés de la Cruz
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana nació en en San Miguel de Nepantla, Amecameca, México, el 12 de noviembre de 1651.
De padre vasco y madre mexicana, le tocó vivir en una época en la que la influencia de la literatura española era casi absoluta, culteranismo acentuado con el estilo gongorino y la predominancia de escribir casi exclusivamente en verso, un autor de la época apostillaba: en tal época hablar claro era un pecado, y en verso es casi toda la producción de Sor Juana.
Antes de profesar había sido dama de la esposa del virrey Mancera.
En plena madurez literaria, criticó al Padre Vieyra, portugués de origen, jesuita, un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el amor de Dios y el de los hombres, lo que dio motivo a que el Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea), le escribiera pidiéndole que se alejara de las letras profanas y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se defendió en una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por las derechos culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar y a impugnar el tal sermón. No obstante, obedeció, y al efecto entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su biblioteca (quitapesares, como la llamaba), sus útiles científicos y sus instrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines piadosos. Cuatro años mas tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas de fiebre, se contagió y murió, el 17 de abril de 1695.
No sólo tuvo la influencia de Góngora, en su teatro es clara la de Calderón de la Barca.
Ha pasado a la Historia con los significativos nombres con que la critica la ha bautizado: La Décima Musa, Fénix de México y La Monja Mexicana.
También de Sor Juana Inés de la Cruz en este blog:
«Sor Juana Inés de la Cruz: Amor empieza por desasosiego»: AQUÍ
«Sor Juana Inés de la Cruz: Con el dolor de la mortal herida»: AQUÍ
«Sor Juana Inés de la Cruz: A una Rosa»: AQUÍ
«Sor Juana Inés de la Cruz: Ya qué para despedirme»: AQUÍ
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