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Eduardo Úrculo
Nació en Santurce, Vizcaya, el 21 de septiembre de 1938.
En 1941, y debido a las penurias de la posguerra junto a su familia se trasladó a Sama de Langreo, en la cuenca minera asturiana.
En 1952 abandonó los estudios de enseñanza media, para comenzar a trabajar como ayudante de topografía para una empresa minera.
En sus años de instituto, se interesó mucho por el dibujo, y gracias a algunos libros ilustrados, conoció la obra de pintores como Modigliani, Toulouse-Lautrec o Vincent van Gogh: «Fue gracias a aquellas reproducciones de escasa calidad que empecé a familiarizarme con unos cuadros que nunca había visto». Diría él mismo años más tarde, al hablar de sus comienzos.
En 1954 padeció una hepatitis que le obligó a permanecer en cama durante nueve largos meses, en ese tiempo se dedicó a conocer y estudiar dibujo y pintura.
Una vez pasada la enfermedad comenzó a pintar de la forma que lo habían hecho los impresionistas, al aire libre (au plain air) los rincones de calles y casas de Sama de Langreo, siendo esta la temática de la primera exposición que realizó en 1957, en La Felguera, Asturias.
Tras esto comenzó a dibujar comics para el suplemento dominical del periódico asturiano «La Nueva España» y le fue concedida una beca por el Ayuntamiento de Langreo, gracias a la cual, se trasladó a Madrid, estudiando primero en el Círculo de Bellas Artes y más tarde, en la Escuela Nacional de Artes Gráficas.
Igualmente durante el tiempo que duró su formación académica, pintó el ambiente mísero de las fábricas y algunos barrios de Madrid con la clara intención de denunciar su estado. Las obras que pintó en esta época, se catalogaron por parte de la crítica como «pintura o expresionismo social».
En 1959 consiguió realizar su sueño, viajar a París con el fin de continuar su formación, en la Academie de la Grande Chaumière de Montparnasse; conoció las obras de los pintores que de niño había admirado a través de las ilustraciones en blanco y negro. Y fue en París donde expuso su obra «Mineros de Asturias».
Montó su primer estudio en Oviedo junto a Jesús Díaz Zuco, y ambos trabajaron en varios encargos de gran formato para importantes empresas.
En 1960 tuvo que realizar el servicio militar, siendo destinado a El Aiun. Durante este tiempo viajó a Canarias donde conoció a Eduardo Westerdahl, y pintó algunas obras abstractas. Le fue cedido un espacio en para pintar en el manicomio provincial de Tenerife.
En 1961 expuso en Marbella, conoció a Jean Cocteau y participó en la muestra «Testimonios del arte abstracto», que organizaba Eduardo Westerdahl en el Circulo de Bellas Artes de Tenerife.
En 1961 tras pasar una temporada en Madrid, viajó de nuevo a París, donde coincidió con Maud y Westerdahl, y en una exposición en la galería Maeggth conoció a Giovanni Giacometti, Man Ray y Max Ernst.
Volvió a Madrid en 1963, dibujando ilustraciones para la revista «Triunfo» y la escenografía de la obra teatral «La Camisa», de Laura Olmo.
A partir de 1965, su pintura negra entró en crisis y se trasladó a Ibiza.
En 1967 expuso en Copenhague, viajó a Alemania, Dinamarca y Suecia y contactó con obras de pop-art americano; expuso en San Francisco y a continuación en Oviedo.
En 1970 la obra con la que participó en la Bienal Hispanoamericana de arte, fue retirada en Medellin-Colombia por atentar contra la moral y las buenas costumbres.
En este mismo año, participó en la XXV Bienal internacional de arte en Venecia, el director de cine Luchino Visconti que rodaba en ese momento «Muerte en Venecia», adquirió dos de sus obras.
Expuso en el Museo de Arte Contemporáneo Español de Madrid, y su catalogo, editado por el Ministerio de Educación y Ciencia fue secuestrado por orden ministerial el día de la inauguración. Oficialmente se hizo constar como agotado.
En 1971 tomó parte en la exposición colectiva «Eros y el arte actual en España», y participó en la exposición colectiva de homenaje a Pablo Picasso «La Paloma» celebrada en la Galería Vandrés de Madrid.
En 1972 conoció a Joan Miró, Salvador Dali y Amanda Lear y participa en la exposición homenaje a José Lluis Sart organizada por el colegio de Arquitectos de Tenerife.
En 1973 participó en la exposición colectiva de homenaje a Joan Miro, que se celebra en la Galería Temps en Valencia. Viajó por Marruecos y el Sahara Occidental durante tres meses.
En 1974 expuso en Barcelona y Madrid, sus pinturas «Del día y de la noche», pertenecientes a su época de los cuerpos azules.
En 1975, coincidiendo con el embarazo de su esposa, la vaca aparece como temática central de sus cuadros, con ellos quiso simbolizar la fertilidad y la maternidad. Expuso en Oviedo, y nace su hijo Yoann.
En 1976 participó en la «I Bienal Nacional de Arte Ciudad de Oviedo».
En 1977 expuso en la Galería Multitud de Madrid la muestra «Campo de estrellas» para la que realizó una carpeta con nueve serigrafías en las que alteró con una dosis de libinosidad, algunos monumentos madrileños. Camilo José Cela escribió para esta carpeta el texto «De culis monumentalibus».
Culos que posteriormente, se transformarían en estatuas de gran tamaño que son colocadas en varias ciudades: Oviedo, Villaviciosa, Madrid, entre otras. El mismo artista, reafirmando el sentido transgresor de esos cuadros, diría: «Mis trabajos de entonces participaban de algún modo de la llamada “revolución sexual”, tenían un propósito de lucha, de autoafirmación frente a un sistema represivo.»
En 1978 participó en la exposición colectiva «Arte Español Contemporáneo 1900-1978» en Taipei y Teheran, en esta ciudad la muestra fue retirada al coincidir con la toma del poder en Irán por el Ayatollah Jomeini.
En 1979, comenzó a pintar sus bodegones frutales.
Tras exponer por distintas ciudad españolas, y en distintos países, en 1982, cambió la temática de su obra, que se hizo más melancólica e intimista.
A partir de esta década, la protagonista de sus pinturas quiere simbolizar la soledad del hombre moderno, la figura del viajero errabundo o la relación del artista con su obra, que plasmaría en sus cuadros, con sus inquietantes personajes «álter ego del propio artista», todos ellos aparecen con sombrero y siempre de espaldas al espectador.
Estas figuras serían según el pintor, «una representación existencial del hombre, que como protagonista solitario de un periplo metafórico, bucea en los espacios de lo íntimo más allá de la ciudad vacía».
Desde 1984, Úrculo realizó sus primeras esculturas en bronce, expuestas al año siguiente en la Feria de Arte Contemporáneo, (ARCO); y aunque nunca abandonó la pintura, la escultura fue ocupando, a partir de la década de 1990, más relevancia en su actividad; siempre se definió como «un pintor que hace esculturas», reprodujo en bronce fundido algunas de las imágenes más típicas y significativas de sus cuadros: sombreros, sillas vacías, maletas, paraguas…
Un crítico en la década de 1990, escribiría: «Estamos ante un artista donde el hombre, sus sentidos, miradas, objetos y representaciones, abre su espacio interior al máximo de experiencias y emociones y se propone, a través del arte, retratar sensualmente el mundo, la vida, las pasiones y la naturaleza en la que se desenvuelve.»
Murió en Madrid, el 31 de marzo de 2003, durante la celebración de un acto cultural en la Residencia de Estudiantes de Madrid, recién llegado de una gran exposición antológica suya por China y Asia patrocinada por la Reina Sofía dentro del programa Arte español para el exterior, y donde antes se había expuesto la obra de Picasso, Joan Miró y Salvador Dalí, artistas tan queridos por el pintor.
Expuso en las ciudades más importantes, y su obra está presente en los principales Museos de Arte Contemporáneo de todo el mundo.
*Entrada publicada el 31 de marzo de 2020. Ha sido actualizada y ampliada el 21 de septiembre de 2024.
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