«… el aire huele a nardos
y sabe a besos de «enamoraos»…»
«Calle de las Sierpes»
A D. Ramón Gómez de la Serna
Una corriente de brazos y de espaldas
nos encauza
y nos hace desembocar
bajo los abanicos,
las pipas,
los anteojos enormes
colgados en medio de la calle;
únicos testimonios de una raza
desaparecida de gigantes.
Sentados al borde de las sillas,
cual si fueran a dar un brinco
y ponerse a bailar,
los parroquianos de los cafés
aplauden la actividad del camarero,
mientras los limpiabotas les lustran los zapatos
hasta que pueda leerse
el anuncio de la corrida del domingo.
Con sus caras de mascarón de proa,
el habano hace las veces de bauprés,
los hacendados penetran
en los despachos de bebidas,
a muletear los argumentos
como si entraran a matar;
y acodados en los mostradores,
que simulan barreras,
brindan a la concurrencia
el miura disecado
que asoma la cabeza en la pared.
Ceñidos en sus capas, como toreros,
los curas entran en las peluquerías
a afeitarse en cuatrocientos espejos a la vez
y cuando salen a la calle
ya tienen una barba de tres días.
En los invernáculos
edificados por los círculos,
la pereza se da como en ninguna parte
y los socios la ingieren
con churros o con horchata,
para encallar en los sillones
sus abulias y sus laxitudes de fantoches.
Cada doscientos cuarenta y siete hombres,
trescientos doce curas
y doscientos noventa y tres soldados,
pasa una mujer.
A medida que nos aproximamos
las piedras se van dando mejor.
Oliverio Girondo
Oliverio Girondo nació en Buenos Aires, el 17 de agosto 1891, en el seno de una familia adinerada, que le procuró muy buena formación en los mejores centros educativos de Europa.
Estudió Derecho, y muy pronto, entró en contacto con los poetas exponentes de la vanguardia europea.
Publicó en 1922 su primer libro de poemas, “Veinte poemas para ser leídos en el tranvía”, seguidos luego por “Calcomanías” en 1925, “Espantapájaros” en 1932, “Persuasión de los días”, en 1942, “Campo nuestro”, en 1946 y “En la masmédula” en 1954, obra que constituye en su trabajo más audaz en el campo de la poesía.
Mantuvo una estrecha amistad en la primera mitad de le década de 1930, con Pablo Neruda y Federico García Lorca, que en aquella época residían en Buenos Aires, y con Salvador Dali, Rafael Alberti y Ramón Gómez de la Serna
Al iniciarse la década de 1950, guiado por su interés en las artes plásticas, incursionó en la pintura con una marcada tendencia surrealista, gracias a su profundo conocimiento de la pintura francesa.
En 1961 sufrió un grave accidente que le disminuyó sus condiciones físicas.
En 1965 viajó por última vez a Europa.
Murió en Buenos Aires, el 24 de enero de 1967.
También de Oliverio Girondo en este blog:
«Oliverio Girondo: ¡Azotadme!»: AQUÍ
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«Calle de las Sierpes de Oliverio Girondo»: AQUÍ
«Poesía Erótica: Poema 12 de Oliverio Girondo»: AQUÍ
Bibliografía poética:
Veinte poemas para leer en el tranvía – 1922
Calcomanías – 1925
Espantapájaros – 1932
Persuasión de los días – 1942
Campo nuestro – 1946
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