Jean-Édouard Vuillard y Los Nabis

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Jean-Édouard Vuillard

Nació en Cuiseaux, comuna de Borgoña al este de Francia, el 11 de noviembre de 1868.
Con nueve años se trasladó junto a sus padres a París.

Tras la muerte de su padre, cuando Vuillard contaba tenía quince años, le fue otorgada una beca para continuar sus estudios de secundaria en Le Lycée Condorcet, allí conoció a Ker Xavier Roussel.

Ambos dejarían la escuela el año siguiente y  continuarían su formación artística en el taller de Diogène Maillart, que anteriormente había sido alumno de Eugene Delacroix.

Desde que era muy joven estuvo siempre cerca de Ker-Xavier Roussel Maurice Denis, Pierre Bonnard y Paul Sérusier, que a partir de 1889 serían sus compañeros en los Nabis.

Junto a ellos apostaría por un nuevo arte sintetista inspirado por el ejemplo de Paul Gauguin, en el que la observación directa de la naturaleza perdía importancia y la reducción de las formas y colores eran llevadas al límite.

En 1887, con diecinueve años de edad, logró entrar en L’Ecole des Beaux-Arts, sin embargo, pronto se alejó de la rigidez academicista y se unió a Bonnard y Sérusier, dos de los más relevantes representantes del grupo de los nabi.

Gracias a su amistad con Aurélien Lugné-Poë, productor teatral que introdujo en París el drama simbolista, tuvo una relación intensa con el mundo del teatro y participó en la fundación del Théâtre de L’Oeuvre.

En 1889 se matriculó en la Academia Julien, donde conocería a Pablo Ranson y junto a los citados más arriba, Bonnard, Denisl y Sérusier, formaría más tarde el grupo de Los Nabis*, influidos por los pintores japonistas y por Paul Gauguin.

En 1898 viajó por Europa: Venecia, Florencia, Milán, y España y en 1890 a Londres.

Este último año presentó varios cuadros en el Salón de París de 1890, la crítica que recibieron sus cuadros fue devastadora, enojado prometió no concurrir nunca más a dicho Salón.

Hasta finales de siglo estuvo trabajando como ilustrador, realizando entre otros programas para el Teatro Libre.

En 1901, presentó algunas obras el Salón des Indépendants, y en 1903 expuso algunas pinturas para el Salon d’Automne, y participó en una exposición organizada en reacción a las políticas conservadoras los dirigentes del Salón de París.

Al iniciarse el siglo XX su estilo tendió hacia un mayor naturalismo.

Entró en contacto con la familia Hessel y la estrecha relación que se estableció entre ellos convirtió a su círculo de amistades en los nuevos clientes de sus paisajes y, especialmente, de sus retratos, que se convertirían con el tiempo en el género predominante en su pintura.

El pintor vivió con su madre hasta la muerte de ésta en 1928.
Un número importante de sus obras de esa época fueron representaciones de escenas de costura en las habitaciones de su casa.

En muchas de estas escenas aparece su compañero de Los Nabis, el pintor, Pierre Bonnard, en ellas describe estos interiores con toda su calidez, confort y tranquilo aislamiento.

También pintó escenas de paisajes urbanos, calles y los jardines, al igual que en todas sus obras, ejecutadas con un delicado conjunto de colores suaves y borrosos.

Continuó recibiendo numerosos encargos de mecenas privados para pintar retratos y obras decorativas, también algunos frescos para edificios públicos, entre ellos, para la decoración del vestíbulo del Théâtre des Champs-Élysées, murales en el Palacio de Chaillot, y en la Liga de las Naciones en Ginebra.

Sus últimos años prácticamente sólo pintó retratos.

Murió tras la invasión alemana, en La Baule, el 21 de junio de 1940, dos años después de que el Musée des Arts Décoratifs celebrase una exposición retrospectiva de su obra.

Su pintura está representada en los más importantes museos de Francia y de todo el mundo, en París su muestra más importante se puede ver en el Museo D’Orsay.

Sus óleos «La cantante» y «Bajo los árboles», podemos verlos en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid.

*El término nabis, alude a una persona que inspira a hablar de la palabra de Dios y está claramente relacionado con el término hebreo para el profeta (Nebia) y el término árabe para el profeta (Nabi). El término real lo utilizó por primera vez el poeta Henri Cazalis, que trazó un paralelo entre la forma en que estos pintores perseguían el objetivo de revitalizar la pintura (como profetas del arte moderno) y la forma en que los antiguos profetas de Israel había rejuvenecido.

*Entrada publicada el 3 de agosto de 2012. Ha sido actualizada y ampliada el 10 de noviembre de 2024.