Poesia

Juvencio Valle: La flauta

enero 12, 2009

«La Flauta»

Esta flauta tan vieja que canta mientras sueño
¿con qué dedos de azúcar la tocan los pastores?

Mi sombra se divierte y se convierte en vuelo
por esta simple flauta que silba en la colina.

Finos alambres de oro se cruzan en el prado
y son como una vela en el lomo del viento.
Antenas, puentes, febles escaleras de seda,
¿hasta dónde no llega este tren de silencio?

Danzando al viento vienen por el lado del bosque
unas sílfides blancas, cándidas como un ala,
mientras las mariposas con sus cuerpos de loto
velan el viejo encanto de la hoja de parra.

La flauta de mis sueños en su círculo de oro
no abandona su siembra de rica pedrería.
Quiebra al viento los vidrios de sus veinte portillos
y ardida y simple sigue tocando en la colina.

Unas arañas verdes andan en una hoja
glosando esa alegría de convertirse en hilo;
una explora su pago, la otra cae al vacío
y así hacen las urdimbres de sus cachemiras.

Es justo el medio día y el sol parece un faro,
mas las estrellas miran la fiesta en la colina.

¿Qué cosa habrá más buena para lavar las sienes
y florecer, huyendo del pilar de cemento,
que abandonar los remos y tender las raíces
escuchando la flauta que silba en la colina?

Juvencio Valle

Juvencio Valle nació como Gilberto Concha Riffo, Chile, el 6 de noviembre de 1900, en Villa Almagro, un poblado a orillas del río Cautín, a una legua de Nueva Imperial.
Allí estudió las primeras letras y a los once años ingresó al liceo de hombres de Temuco donde conoció a Pablo Neruda, quien lo bautizaría más tarde como Juvencio Silencio.
Sus primeras lecturas fueron autores clásicos españoles del Renacimiento y del Siglo de Oro, entre ellos Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Góngora, Quevedo y otros que marcarían su poesía.
Al año siguiente de la publicación de su segundo libro, en 1933, se instaló en Santiago, lo que significó el comienzo de una etapa bohemia en su vida, que quedó reflejada en su obra inmediata.
En 1938 viajó a España, como corresponsal de guerra de la revista Ercilla. De regreso a Chile, en 1941, ganó el concurso de la Municipalidad de Santiago, con su libro Nimbo de piedra, dedicado a los cuatrocientos años de la ciudad.
A partir de esa fecha viajó en repetidas oportunidades a Rumanía, a la Unión Soviética, a los países del este de Europa y a Cuba.
En 1966 recibió el Premio Nacional de Literatura.
Entre 1971 y 1973 fue Director de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam).
Además, destacó por ser uno de los fundadores de la Comisión Chilena de Derechos Humanos en el año 1978, junto a Jaime Castillo Velasco, Joaquín Luco Valenzuela, Mila Oyarzún, entre otros.
Murió en Santiago de Chile, el 20 de abril de 2000.

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No Comments

  • Reply Bitacoras.com enero 12, 2009 at 1:11 am

    Información Bitacoras.com…

    Si lo deseas, puedes hacer click para valorar este post en Bitacoras.com. Gracias….

  • Reply sergio astorga enero 12, 2009 at 2:48 am

    Trina, que mejor cosa que con Valle, escuchar el sonido de la flauta por la colina.
    No conocía a Juvencio, cuantos poetas por el mundo y yo con la soberbia del que ignora.
    Una vez mas, muito obrigado.
    Abrazos aflautados.

  • Reply Puskas enero 12, 2009 at 3:13 am

    Núnca habia oido hablar de el,pero me ha gustado leer el poema.
    Gracias por ayudarme a conocerlo.

  • Reply Triana enero 12, 2009 at 3:58 am

    Sergio, tengo que confesarte que yo tampoco le conocía, pero siempre ando de excursión en busca de algo que me haga sentir, y suguiendo la estela de Neruda, le encontré; de entre varios poemas suyos que me encontré, este me pareció especialmente bello y quise traerlo para vosotros, pero en la pagina que enlazo, tienes algunos más que a buen seguro, te van a gustar.

    Un abrazo con sonido andino.

  • Reply Triana enero 12, 2009 at 3:59 am

    Isa, como dice Sergio, hay tantos poetas por el mundo, tanto bueno que descubrir cada día, que bien merece la pena dedicarle un poco de tiempo a caminar por esta red que nos ha acercado a tantas cosas bellas y a tantas personas grandes.

    Un beso.

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