Alphonse de Lamartine: Sus frases

«Después de la propia sangre, lo mejor que el hombre puede dar de sí mismo es una lágrima.»

Alphonse de Lamartine

Algunas de sus frases más conocidas.

«A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd.»

«La guerra no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es progreso.»

«Un solo ser nos falta y todo está despoblado.»

«La crítica es la fuerza del impotente.»

«Nuestro crimen es ser hombres y querer conocer.»

«La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir.»

«Las democracias observan más cuidadosamente las manos que las mentes de quiénes las gobiernan.»

Alphonse de Lamartine

Alphonse Marie Louise Prat de Lamartine, nació en Mâcon, Francia, el 21 de octubre de 1790.
Hijo de un oficial del ejercito, defensor de la restauración de los Borbones en 1814, fue nombrado secretario de la embajada de Francia en Nápoles por el rey Luis XVIII y después de ostentar varios cargos diplomáticos.
Está  considerado «el primer romántico francés», y es reconocido por Paul Verlaine y los simbolistas como una «importante influencia».
Fue elegido miembro de la Cámara de los Diputados tras subir al trono Luis Felipe de Orleans y posteriormente tras la caída de éste, ministro de Asuntos Exteriores.
En su periodo político de la República Francesa hizo valiosos esfuerzos que hicieron posible abolir la esclavitud y la pena de muerte a la vez de fomentar el derecho al trabajo y a la formación laboral, en programas cortos de capacitación; en resumidas cuentas un idealista que siempre apoyó la democracia y el pacifismo, por lo que en una etapa en la que la política se vivía con gran vehemencia, la mayoría de sus seguidores, le abandonaron.
En 1848, tras un estrepitoso fracaso electoral, se retiró de la vida publica para dedicarse por completo a la literatura.
Es por eso que hay que conocer mínimamente su biografía para entender su obra literaria, fue un excepcional naturalista romántico e historiador.
El poema que más fama le dio, «El lago», parcialmente autobiográfico, describe en retrospectiva el ferviente amor compartido por una pareja desde el punto de vista del hombre desconsolado.
Lamartine fue un maestro en el uso de las formas poéticas del francés y uno de los muy pocos literatos franceses que combinó su escritura con su
carrera política.
Murió en París, en la más absoluta pobreza, el 28 de febrero de 1869.

También de Alphonse de Lamartine en este blog:

«Alphonse de Lamartine: Tristeza»: AQUÍ

«Alphonse de Lamartine: El otoño»: AQUÍ

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