Enrique Climent: Vanguardias del siglo XX en España

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Enrique Climent

Nació en Valencia en 1897.
Fue uno de los muchos pintores españoles, que tras tener que huir de España durante o al finalizar la Guerra Civil, cayó en el olvido, a pesar de ser uno de los más destacados artistas de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX.

Fue uno de los más implicados directamente en el desarrollo de la estética vanguardista que llegaba sobre todo de Francia, junto a pintores de la talla de Genaro Lahuerta, Pedro de Valencia y Ramón Gaya, entre otros.

Estudió inicialmente en la Escuela de Bellas Artes San Carlos de Valencia, y más tarde en la de San Fernando de Madrid.

En Madrid, frecuento los ambientes intelectuales y artísticos, sobre todo al Café Pombo, haciendo especial amistad con Ramón Gómez de la Serna, el que sería la figura central de la vanguardia en nuestro país y que ejercería una fuerte influencia en la obra de Climent. Colaboraría con el en las ilustraciones de las Greguerías de aquel.

Se instaló en Madrid al acabar sus estudios, y se unió al grupo de vanguardia “Los Ibericos».

Trabajó durante un tiempo como ilustrador de la revista «Blanco y Negro», y en 1924 se trasladó a París, donde residió dos años, en los que diseñó las escenografías para espectáculos de ópera.

Fue un artista muy prolífico y muy activo en el proceso de renovación de la pintura española de su época.

Participó en varias ocasiones en las exposiciones de la Sociedad de Artistas Ibéricos, en San Sebastián en 1931, en Copenhague, en 1932, y en Berlín en 1933.

Igualmente colgó sus obras en las Exposiciones Internacionales de Arte Español Contemporáneo, en París y Venecia, en 1936.

Esos años fueron los del auge de la pintura metafísica, el surrealismo, y en Madrid de la llamada Escuela de Vallecas, corrientes que influyeron en la pintura de Climent de esa época.

Durante los años de la guerra civil, pinta varios carteles e ilustraciones para el gobierno de la República y llevó al Pabellón Español de la Exposición de París su óleo «El bombardeo».

Tras la victoria de las tropas franquistas y la instauración de su dictadura, se vio obligado a abandonar España huyendo de la represión.

Logró llegar a Francia y desde allí exiliarse a México, donde se dedicó por completo a la pintura el resto de su vida.

En 1964 volvió por primera vez a España, y a partir de ese año, volvería periódicamente, alternando su residencia mexicana con estancias en Altea, Alicante.

En su obra se ve claramente la evolución que desarrolló a lo largo de su carrera, desde el realismo academicista inicial, hasta el realismo de su última etapa, y entre ambas su paso por los ya citados movimientos vanguardistas: el surrealismo y la abstracción, está ultima más pronunciada en el tiempo.

Murió en Ciudad de México en 1980.
En 1984, el Palacio de Bellas Artes de México, le dedicó una gran exposición al cumplirse el cuarto aniversario de su fallecimiento.

En España fue redescubierto tras la muestra que Javier Tusell realizó en Madrid con dibujos de artistas españoles que habían huido de España, llegando a los campos de refugiados franceses, experiencia que como Juan Gil Albert, o el propio Tusell también había vivido.

Una gran parte de estos dibujos pueden verse en la Diputación Provincial de Alicante.

De sus pinturas realizadas en México, se conoce muy poco, por lo que existe un gran vacío de esa etapa.

Una de ellas sin embargo, es un magnifico retrato que pintó de su gran amigo Juan Gil-Albert, en México en 1940, conservado en la Diputación provincial de Alicante.

Varias de sus obras forman parte de la colección permanente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, como «Figura con casa al fondo» o «San Francisco – Paisaje urbano».

No obstante la mayoría de las conservadas en España forman parte de la Colección Isabel Climent o de otras colecciones privadas.

*Esta entrada fue publicada en este blog el 21 de agosto de 2011. Ha sido actualizada y ampliada el 27 de junio de 2019.