«… Que nadie duerme, nadie.
Que nadie está despierto.
Que toda madre vive
pendiente del silencio,
del ay de la sirena,
con la ansiedad al cuello,
sin voz, sin paz, sin casa,
sin sueño…»
MH
«España en ausencia»
Como si se me hubiera muerto el cielo
de España me separo:
salgo en un tren precipitado al hielo
de su materna piedra, de su fuego preclaro.
Un aeroplano ciego me separa,
por el espacio y su topografía,
de mi nación ardientemente clara
dentro del resplandor de la alegría.
Me empuja entre celajes de hermosura,
por Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia,
a la Rusia que sueño mientras la gleba oscura
de mi cuerpo se pone pálida y menos recia.
Mi piel de amor se enfría, mi corazón se quema
y quema por mis ojos a las demás naciones,
como si fuera mi alma la flor de la alhucema
cerniéndose encendida por tantas extensiones.
Siento como si el sol se fuera distanciando,
agonizando en campos opacos y lunares
donde los lagos tienen instalado su imperio.
Y la tierra parece que va devorando,
y se esparcen sus restos, sus postreros pilares,
y parece que vuelo sobre un gran cementerio.
España, España: ¿quién te ha despoblado?
Nación de toros y caballeros,
témpano de guitarras y tambores
ensimismado en música bajo el tacón sagrado
del sol, de los luceros,
de los enamorados y de los bailadores.
No te empequeñece lo remoto:
llegas a estos rincones siderales
grandes, grande, tan grande con tu corazón roto,
como una maravilla de vidrios y corales.
Adelfo y arrayán, cal y negrura.
Un árbol que es encina y es palmera
te trae a mí como una selva pura
que inspira el mar desde su edad primera.
Palomar del arrullo desangrado,
prodigioso panal de seca ardilla,
como el panal de cera acribillado
por el agente del perpetuo crimen
que todo lo destruye y acribilla.
Al mismo tiempo que tus madres gimen
te alejas: no te alejas.
Va conmigo tu anhelo,
va conmigo los cielos cruzados de tus rejas
que eran a medianoche palomares en celo.
Va conmigo tu pueblo que es el mío,
cercado por la fiebre fraticida
de la guerra que ejercen los tiranos.
Mi pasión de español describe un río
de cólera y espuma sumergida
con el camino de los aeroplanos.
Subes conmigo, vas de cumbre en cumbre,
mientras tus hijos, mis hermanos, ruedan
como ganaderías de indestructible lumbre,
de torres y cristales:
de potros que descienden y se quedan,
chocándose, volcándose, suspensos
de varios precipicios celestiales,
de relincho a torrentes y los brazos inmensos.
Con tus muertos que llegan en bandada
a lagos de mercurio siempre vivo,
a remansos de espejos y descanso
que no ha de enturbiar nada:
con tus apasionados gérmenes combativos
para siempre en descanso,
va por Europa entera mi mirada.
Van conmigo tus muertos, tu caídos,
mis caídos, mis muertos:
pesan en lo más alto de mis huesos queridos,
navegantes y abiertos.
Ellos me arrojan con el puño en alto
a saludar a Rusia por Moscú y por Ucrania,
y me quieren hacer retroceder de un salto
para escupir lo sucio de Italia y de Alemania.
Abrasadora España, amor, bravura.
Por mandato del sol y de tantos planetas
lo más hermosos y amoroso y fiero.
Te siento como el alma bajo la quemadura
de la invasión extraña,
sus municiones y sus bayonetas,
y no sé navegar, vivir viajero.
Ayer mandé una carta y un beso para España
donde está la mujer que yo más quiero.
Miguel Hernández
De «Poemas sueltos IV»
Recogido en «Miguel Hernández – Obra Completa I»
Ed. Espasa – Clásicos
Edición publicada con motivo del centenario del nacimiento de Miguel Hernández en 2010.
ISBN: 978-84-670-3294 (del tomo I)
Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela, Alicante, el 30 de octubre de 1910.
Aunque tradicionalmente se le encuadra en la generación del 36, Miguel Hernández estuvo más próximo a la generación anterior, siendo considerado por Dámaso Alonso como “genial epígono de la generación del 27″.
En febrero de 2011, la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo de España denegó la posibilidad de un recurso extraordinario de revisión de la condena solicitado por la familia.
Murió el 28 de marzo de 1942, en la enfermería de la prisión alicantina, siéndole negado su traslado a un hospital para tratar la tuberculosis que padecía, y que contrajo como complicación, tras una bronquitis y un brote de tifus mal tratado. Eran las 5:32 de la madrugada del 28 de marzo de 1942; sólo tenía 31 años de edad.
Se dice que no pudieron cerrarle los ojos, sobre lo que él que fue su gran amigo Vicente Aleixandre, compuso un poema.
Fue enterrado en el nicho número 1009 del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el día 30 de marzo.
También de Miguel Hernández en este blog:
«Miguel Hernández: Llamo a la juventud»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Antes del odio»: AQUÍ
«Miguel Hernández: A Federico Garcia Lorca, Elegía primera»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El último rincón»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Guerra»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Campesino de España»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El labrador de más aire (Fragmento)»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Camposanto»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Madre España»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Hijo de la luz y de la sombra»: AQUÍ
«Miguel Hernández: En mi barraquica»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El Rayo que no cesa» AQUÍ
«Miguel Hernández: El herido»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Hoy hace 70 años le murieron en Alicante – Nanas de la cebolla»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Soneto Final»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El silbo de afirmación en la Aldea»: AQUÍ
«Miguel Hernández, vivo en nuestra memoria: Huerto mio» AQUÍ
«Miguel Hernández: Llamo al toro de España»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Vientos del pueblo» AQUÍ
«Miguel Hernández: Sentado sobre los muertos» AQUÍ
«Miguel Hernández: Aceituneros (Andaluces de Jaén)»: AQUÍ
«Miguel Hernández: «Poemas sociales de guerra y de muerte»: «Nuestra juventud no muere»: AQUÍ
«Miguel Hernández: España en ausencia»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Canción del esposo soldado, de Viento del pueblo»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El hambre, de El hombre acecha»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El niño Yuntero, de Viento del pueblo»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Sonreídme»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Las cárceles, de El hombre acecha»: AQUÍ
Bibliografía:
Perito en lunas, Murcia, La Verdad – 1933 (Prólogo de Ramón Sijé).
Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras – 1933.
El rayo que no cesa, Madrid, Héroe – 1936.
Viento del pueblo. Poesía en la guerra, Valencia, Socorro Rojo Internacional – 1937
El labrador de más aire, Madrid – Valencia, Nuestro Pueblo – 1937.
Teatro en la guerra – 1937.
El rayo que no cesa, Ediciones Héroe – 1936.
Seis poemas inéditos y nueve más, Alicante, Col. Ifach – 1951.
Obra escogida, Madrid, Aguilar – 1952 (Incluye poemas inéditos).
Cancionero y romancero de ausencias – 1938–1941 – Buenos Aires, Lautaro, 1958.
Antología, Buenos Aires, Losada – 1960 (Selec. y Prólogo de Mª de Gracia Ifach. Incluye poemas inéditos).
Obras completas, Buenos Aires, Losada – 1960.
Obra poética completa, Madrid, Zero – 1979
El hombre acecha, Santander, Diputación – 1981
24 sonetos inéditos, Alicante, Instituto de estudios Juan Gil-Albert, 1986 (Edición de José Carlos Rovira).
Miguel Hernández – Obra Completa – Edición conmemorativa del centenario del poeta – 2 Tomos – Ed. Espasa – Clásicos – 2010.
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