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«El arte no reproduce lo visible.
Lo hace visible»
Paul Klee
Max Beckmann
Nació en Leipzig, Alemania, el 12 de febrero de 1884.
Su infancia trascurrió en Braunchsweig, y su pasión por la pintura comenzó cuando aún era un niño, en 1890.
Con sólo seis años de edad ingresó en la Academia de Artes de Weimar.
En esa época estudió con admiración, la obra de Rembrandt en el Herzog-Ulrich-Anton Museum, admiración que conservó toda su vida.
Tras casarse, viajó junto a su esposa a París en 1903, donde asistió a Academia Colarossi.
A continuación visitaron Florencia, ciudad en la que conoció y estudió a los viejos maestros, y Génova, para establecerse definitivamente en Berlín en 1904.
Expuso por primera vez en 1912, con obras obras impresionistas, estilo por él que se había sentido influenciado, logrando el éxito suficiente para poder vivir de su pintura de forma holgada.
A lo largo de la Primera Guerra Mundial, sirvió en ésta como médico, la tensión y lo horrores del frente, le provocaron unas crisis nerviosas, que le obligaron a abandonar el servicio.
A partir de 1915 impartió clases en Frankfurt, hasta la llegada del nazismo, siendo destituido de su puesto en 1933.
En la década de 1930, realizó frecuentes viaje a París para pintar, realizando en esa época sus trípticos, influidos por la obra de El Bosco.
En 1937 los nazis, tacharon su pintura como arte degenerado*.
Beckmann junto a su familia se estableció en Ámsterdam, Holanda, hasta 1947, que emigró a Estados Unidos, a Missouri inicialmente y más tarde a Nueva York.
Murió en Nueva York, de un ataque al corazón, el 27 de diciembre de 1950, cuando se dirigía al Metropolitan Museum, para inaugurar una exposición suya.
La mayor parte de sus pinturas, además de los retratos, representan escenas de la vida cotidiana, en las que con frecuencia, nos muestra grotescos cuerpos mutilados, en los que quiso criticar al gobierno alemán de la década que fue de 1920 a 1930, como también alude a su terrible experiencias en la Primera Guerra Mundial.
Los pintores modernos que Beckmann más admiró y por los que se sintió influenciado, fueron Edvard Munch, Paul Cézanne, Vincent Van Gogh.
Aunque su obra, se centró en grandes escenas religiosas e históricas en un estilo dramático a la manera tardorromántica de Lovis Corinth, como «Adán y Eva», «La destrucción de Messina» o «Resurrección», obras por las que le llamaron «el Delacroix alemán».
Su obra está representada en los más importantes museos del Mundo.
En España podemos ver cinco de sus mejores obras en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid, y una en el Museo Guggenheim de Bilbao.
*Entrada publicada en este blog el 6 de diciembre de 2011. Ha sido actualizada y ampliada el 27 de diciembre de 2023.
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[…] A finales de la década de 1920 regresa a Alemania, estableciéndose en Berlín. En contra de lo que cabe imaginar, Schad debió repeler el nazismo, sin embargo su arte no fue de los condenados por el régimen nazi como le ocurrió a muchos otros del movimiento Nueva Objetividad, entre ellos Otto Dix, George Grosz, y Max Beckmann. […]
[…] tenía mucho en común con su contemporáneo Max Beckmann, ambos mantuvieron su independencia del expresionismo alemán, no obstante, actualmente están […]