«… De nuestra sangre ahora surten crestas,
espolones, cerezas y amarantos;
nuestra sangre de sol sobre la trilla
vibra martillos, alimenta faguas…»
Miguel… el recuerdo que no cesa en el aniversario de tu nacimiento.
«Sonreídme»
Vengo muy satisfecho de librarme
de la serpiente de las múltiples cúpulas,
la serpiente escamada de casullas y cálices:
su cola puso acíbar en mi boca, sus anillos verdugos
reprimieron y malaventuraron la nudosa sangre de mi corazón.
Vengo muy dolorido de aquel infierno de incensarios locos,
de aquella boba gloria: sonreídme.
Sonreídme, que voy
a donde estáis vosotros los de siempre,
los que cubrís de espigas y racimos la boca del que nos escupe,
los que conmigo en surcos, andamios, fraguas, hornos,
os arrancáis la corona del sudor a diario.
Me libré de los templos: sonreídme,
donde me consumía con tristeza de lámpara
encerrado en el poco aire de los sagrarios.
Salté al monte de donde procedo,
a las viñas donde halla tanta hermana mi sangre,
a vuestra compañía de relativo barro.
Agrupo mi hambre, mis penas y estas cicatrices
que llevo de tratar piedras y hachas
a vuestras hambres, vuestras penas y vuestra herrada carne,
porque para calmar nuestra desesperación de toros castigados
habremos de agruparnos oceánicamente.
Nubes tempestuosas de herramientas
para un cielo de manos vengativas
no es preciso. Ya relampaguean
las hachas y las hoces con su metal crispado,
ya truenan los martillos y los mazos
sobre los pensamientos de los que nos han hecho
burros de carga y bueyes de labor.
Salta el capitalista de su cochino lujo,
huyen los arzobispos de sus mitras obscenas,
los notarios y los registradores de la propiedad
caen aplastados bajo furiosos protocolos,
los curas se deciden a ser hombres
y abierta ya la jaula donde actúa de león
queda el oro en la más espantosa miseria.
En vuestros puños quiero ver rayos contrayéndose,
quiero ver a la cólera tirándoos de las cejas,
la cólera me nubla todas las cosas dentro del corazón
sintiendo el martillazo del hambre en el ombligo,
viendo a mi hermana helarse mientras lava la ropa,
viendo a mi madre siempre en ayuno forzoso,
viéndonos en este estado capaz de impacientar
a los mismos corderos que jamás se impacientan.
Habrá que ver la tierra estercolada
con las injustas sangres,
habrá que ver la media vuelta fiera de la hoz ajustándose a las nucas,
habrá que verlo todo notablemente impasibles,
habrá que hacerlo todo sufriendo un poco menos de lo que ahora sufrimos bajo el hambre,
que nos hace alargar las inocentes manos animales
hacia el robo y el crimen salvadores.
Miguel Hernández
De: Poemas sueltos III
Recogido en Miguel Hernández – Obra Completa I
Ed. Espasa – Clásicos
Edición publicada con motivo del centenario del nacimiento de Miguel Hernández en 2010.
ISBN: 978-84-670-3294 (del tomo I)
Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela, Alicante, el 30 de octubre de 1910.
Aunque tradicionalmente se le encuadra en la generación del 36′, Miguel Hernández estuvo más próximo a la generación anterior, siendo considerado por Dámaso Alonso como “genial epígono de la generación del 27″.
En abril de 1939, ya concluida la Guerra Civil española, ya se había terminado de imprimir en Valencia «El hombre acecha«, sin encuadernar, una comisión depuradora franquista, presidida por el filólogo Joaquín de Entrambasaguas, ordenó la destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron permitieron reeditar el libro en 1981.
Su gran amigo Cossío se ofreció a acoger al poeta en Tudanca, pero este decidió volver a Orihuela, aunque en su ciudad natal corría mucho riesgo, por lo que decidió viajar a Sevilla pasando por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Portugal por Huelva. La policía del dictador fascista luso Oliveira Salazar, lo entregó a la Guardia Civil.
Fue internado en la cárcel de Sevilla, de la que lo trasladaron al penal de la calle Torrijos en Madrid (hoy calle del Conde de Peñalver), allí, gracias a las gestiones que realizó Pablo Neruda ante un cardenal, salió en libertad de forma inesperada, sin ser procesado, en septiembre de 1939.
Ya en Orihuela, fue delatado, y tras ser detenido de nuevo, enviado a la prisión de la plaza del Conde de Toreno en Madrid. En el juicio que se celebró fue condenado a muerte en marzo de 1940. José María de Cossío, junto a otros intelectuales, entre ellos Luis Almarcha Hernández, amigo de la juventud y vicario general de la Diócesis de Orihuela, intercedieron por él, gracias a los que la pena de muerte a la que había sido condenado, se le conmutó por la de treinta años de cárcel.
Fue trasladado a la prisión de Palencia en septiembre de 1940 y en noviembre, al Penal de Ocaña, Toledo; en 1941, un nuevo traslado, esta vez al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde compartió celda con Antonio Buero Vallejo, que realizaría el famoso dibujo del pintor, y donde enfermó: tras una bronquitis mal curada, contrajo tifus, que se le complicó con tuberculosis, siéndole negado su traslado a un hospital para tratarla, y que le llevaría a la muerte.
En febrero de 2011, la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo de España denegó la posibilidad de un recurso extraordinario de revisión de la condena solicitado por la familia.
Murió el 28 de marzo de 1942, en la enfermería de la prisión alicantina, eran las 5.32 de la madrugada del 28 de marzo de 1942; sólo tenía 31 años de edad.
Se dice que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que fue su gran amigo Vicente Aleixandre, compuso una elegía.
Fue enterrado en el nicho número 1009 del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el 30 de marzo.
Otros poemas de Miguel Hernández en este blog:
«Miguel Hernández: A Federico Garcia Lorca, Elegía primera»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Llamo al toro de España»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Recoged esta voz»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Llamo a los poetas»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Llamo a la juventud»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Antes del odio»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Elegía a Ramón Sijé»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El último rincón»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Guerra»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Campesino de España»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El labrador de más aire (Fragmento)»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Camposanto»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Madre España»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Hijo de la luz y de la sombra»: AQUÍ
«Miguel Hernández: En mi barraquica»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El Rayo que no cesa» AQUÍ
«Miguel Hernández: El herido»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Hoy hace 70 años le murieron en Alicante – Nanas de la cebolla»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Soneto Final»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El silbo de afirmación en la Aldea»: AQUÍ
«Miguel Hernández, vivo en nuestra memoria: Huerto mio» AQUÍ
«Miguel Hernández: Vientos del pueblo» AQUÍ
«Miguel Hernández: Sentado sobre los muertos» AQUÍ
«Miguel Hernández: Aceituneros (Andaluces de Jaén)»: AQUÍ
«Miguel Hernández: «Poemas sociales de guerra y de muerte»: «Nuestra juventud no muere»: AQUÍ
«Miguel Hernández: España en ausencia»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Canción del esposo soldado, de Viento del pueblo»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El hambre, de El hombre acecha»: AQUÍ
«Miguel Hernández: El niño Yuntero, de Viento del pueblo»: AQUÍ
«Miguel Hernández: Las cárceles, de El hombre acecha»: AQUÍ
Bibliografía:
Perito en lunas, Murcia, La Verdad – 1933 (Prólogo de Ramón Sijé).
Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras – 1933.
El rayo que no cesa, Madrid, Héroe – 1936.
Viento del pueblo. Poesía en la guerra, Valencia, Socorro Rojo Internacional – 1937
El labrador de más aire, Madrid – Valencia, Nuestro Pueblo – 1937.
Teatro en la guerra – 1937.
El rayo que no cesa, Ediciones Héroe – 1936.
Seis poemas inéditos y nueve más, Alicante, Col. Ifach – 1951.
Obra escogida, Madrid, Aguilar – 1952 (Incluye poemas inéditos).
Cancionero y romancero de ausencias – 1938–1941 – Buenos Aires, Lautaro, 1958.
Antología, Buenos Aires, Losada – 1960 (Selec. y Prólogo de Mª de Gracia Ifach. Incluye poemas inéditos).
Obras completas, Buenos Aires, Losada – 1960.
Obra poética completa, Madrid, Zero – 1979
El hombre acecha, Santander, Diputación – 1981
24 sonetos inéditos, Alicante, Instituto de estudios Juan Gil-Albert, 1986 (Edición de José Carlos Rovira).
Miguel Hernández – Obra Completa – Edición conmemorativa del centenario del poeta – 2 Tomos – Ed. Espasa – Clásicos – 2010.
No Comments
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: “… De nuestra sangre ahora surten crestas, espolones, cerezas y amarantos; nuestra sangre de sol sobre la trilla vibra martillos, alimenta faguas…” “Sonreídme” Vengo muy satisfecho de librarme de la serpiente de ……
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]
[…] “Miguel Hernández: Sonreídme”: AQUÍ […]