Poesia

Rubén Darío: Marcha triunfal

enero 18, 2023


«…¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?»

RD

Mi recuerdo al poeta modernista nicaragüense, en el aniversario de su nacimiento.

«Marcha triunfal»

XIV.

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines,
la espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas
la gloria solemne de los estandartes,
llevados por manos robustas de heroicos atletas.
Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,
los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,
los cascos que hieren la tierra
y los timbaleros,
que el paso acompasan con ritmos marciales.
¡Tal pasan los fieros guerreros
debajo los arcos triunfales!

Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en su trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones.
Él dice la lucha, la herida venganza,
las ásperas crines,
los rudos penachos, la pica, la lanza,
la sangre que riega de heroicos carmines
la tierra;
de negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.

Los áureos sonidos
anuncian el advenimiento
triunfal de la Gloria;
dejando el picacho que guarda sus nidos,
tendiendo sus alas enormes al viento,
los cóndores llegan. ¡Llegó la Victoria!

Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los héroes al niño.
Ved cómo la barba del viejo
los bucles de oro circunda de armiño.
Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,
y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;
y la más hermosa
sonríe al más fiero de los vencedores.
¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera
honor al herido y honor a los fieles
soldados que muerte encontraron por mano extranjera!

¡Clarines! ¡Laureles!

Los nobles espadas de tiempos gloriosos,
desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros
—las viejas espadas de los granaderos, más fuertes que osos,
hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros—.
Las trompas guerreras resuenan:
de voces los aires se llenan…

—A aquellas antiguas espadas,
a aquellos ilustres aceros,
que encaman las glorias pasadas…
Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas,
y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros,
al que ama la insignia del suelo materno,
al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,
los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha
y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,
saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal…

Rubén Darío

De: Cantos de vida y esperanza, 1905
Recogido en: Rubén Darío – Poesías Completas
Aguilar Ediciones, 1952

Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío nació en Metapa, Nicaragua, el 18 de enero de 1867.
Poeta, escritor, periodista y diplomático nicaragüense, fue el máximo representante del modernismo literario en lengua española, y quizá, el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispano, y es por ello llamado «Príncipe de las letras castellanas»
Para su formación poética fue determinante la influencia de la poesía francesa. En primer lugar, la de los románticos, y en especial Victor Hugo. Más adelante, fue decisiva la influencia de los parnasianos: Théophile Gautier, Leconte de Lisle, Catulle Mendès y José María de Heredia.
En cuanto a los autores de otras lenguas, sentía una profunda admiración por tres autores estadounidenses: Ralph Waldo Emerson, Edgar Allan Poe y Walt Whitman.
Su influencia fue inmensa en los poetas de principios de siglo XX, tanto en España como en América. Muchos de sus seguidores, sin embargo, cambiaron pronto de rumbo: es el caso de Leopoldo Lugones, Julio Herrera y Reissig, Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado.
Llegó a ser un poeta muy popular, cuyas obras se memorizaban en las escuelas de los países hispanohablantes y eran imitadas por cientos de jóvenes poetas. Esto resultó perjudicial para la recepción de su obra. Después de la Primera Guerra Mundial, con el nacimiento de las vanguardias literarias, los poetas volvieron la espalda a la estética modernista, que consideraban anticuada y retoricista.
Murió en León, el 6 de febrero de 1916

También de Rubén Darío en este blog:

«Rubén Darío: Los cisnes»: AQUÍ

«Ruben Darío: Los motivos del lobo»: AQUÍ

«Rubén Darío: Canto de esperanza»: AQUÍ

«Ruben Darío: A Margarita Debayle»: AQUÍ

«Rubén Darío: El Príncipe de las Letras Castellanas – Antología»: AQUÍ

Bibliografía poética:

Abrojos. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1887.
Rimas. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1887.
Azul…. Valparaíso: Imprenta Litografía Excelsior, 1888. Segunda edición, ampliada: Guatemala: Imprenta de La Unión, 1890. Tercera edición: Buenos Aires, 1905.
Canto épico a las glorias de Chile. Editor MC0031334: Santiago de Chile, 1887.58​
Primeras notas, [Epístolas y poemas, 1885]. Managua: Tipografía Nacional, 1888.
Prosas profanas y otros poemas. Buenos Aires, 1896. Segunda edición, ampliada: París, 1901.
Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas. Madrid, Tipografía de Revistas de Archivos y Bibliotecas, 1905.
Oda a Mitre. París: Imprimerie A. Eymeoud, 1906.
El canto errante. Madrid, Tipografía de Archivos, 1907.
Poema del otoño y otros poemas, Madrid: Biblioteca «Ateneo», 1910.
Canto a la Argentina y otros poemas. Madrid, Imprenta Clásica Española, 1914.
Lira póstuma. Madrid, 1919.

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