¡Que se me ha ido para siempre!
¡Que no pude verla!
que me han dicho desde muy lejos
que ya estaba muerta…
CM
«Para que yo no me sienta desterrada…»
Para que yo me sienta desterrada,
desterrada de mí debo sentirme,
y fuera de mi ser y aniquilada,
sin alma y sin amor de que servirme
Pero me miro adentro, estoy intacta,
mi paisaje interior me pertenece,
ninguna de mis fuentes echo en falta.
Todo en mí se mantiene y reverdece.
Si nunca me he servido de lo externo,
de lo que quieran darme los extraños,
no va a ser a esta hora, en este infierno,
donde mis ojos vean desengaños.
Yo miro más allá, hacia un futuro,
hacia una meta a donde va mi vida.
Como sé lo que quiero, miro al mundo
y le dejo rodar con su mentira.
Concha Méndez
De: Poemas de la Guerra Civil y del exilio, 1936-1948
Recogido en: Entre sombras y sueños (Antología)
Ed. Renacimiento 2019©
ISBN (de la segunda edición, noviembre 2021) 978-84-17950-15-6
Concepción Méndez Cuesta nació en Madrid, el 27 de julio de 1898.
Poeta, autora de teatro y guionista de la Generación del 27′ y perteneciente al grupo de Las Sin sombrero*, en el que se encontraban entre otras: Maruja Mallo, María Zambrano, María Teresa León, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín y Ángeles Santos.
Los veranos los solía pasar en familia en San Sebastián, donde en 1919 conoció a Luis Buñuel, quien fue su primer novio. Esta relación duró siete años, durante los cuales Concha, que era amiga de Maruja Mallo, se relacionó con Luis Cernuda, Rafael Alberti y Federico García Lorca.
Con el advenimiento de la República, regresó a España, donde comenzó a frecuentar las tertulias del café Granja El Henar (1931). Allí, Federico García Lorca le presentó al impresor malagueño Manuel Altolaguirre, con quien se casó en 1932.
Antes de estallar la Guerra Civil Española, tanto ella como Altolaguirre, tomaron partido por la República, por lo que al iniciarse la contienda hubieron de exiliarse, inicialmente a París, donde fueron acogidos por el poeta Paul Éluard; posteriormente marcharon a Cuba, permaneciendo en este país hasta 1944, año en el que junto a su marido, se trasladó a México, donde años más tarde se divorciarían.
De entre sus numerosas amistades, la que posiblemente más influyó en ella fue la que mantuvo con la pintora surrealista, también miembro de la generación del 27′, Maruja Mallo.
En 1979 se publicó su último libro en vida: Vida o río.
Hizo un viaje a Madrid en 1966, aunque volvió a México donde vivió el resto de su vida.
Murió en Coyoacán, Ciudad de México, el 7 de diciembre de 1986.
En 1991 se publicaron sus Memorias habladas, memorias armadas, obra compilada a partir de unas cintas que había ido grabando su nieta, Paloma Ulacia Altolaguirre.
También de Concha Méndez en este blog:
«Concha Méndez: Para que yo no me sienta desterrada»: AQUÍ
«Concha Méndez: No vengas»: AQUÍ
«Concha Méndez: Recuerdo de sombras»: AQUÍ
«Concha Méndez: Se desprendió mi sangre»: AQUÍ
«Concha Méndez: Mi ventana»: AQUÍ
«Concha Méndez: El miedo es amarillo»: AQUÍ
«Concha Méndez: Los brazos que te han llevado…»: AQUÍ
Bibliografía:
La caña y el tabaco – (Inédita hasta 2012, año en que fue publicada por la Asociación de Directores de Escena de España, dentro de la colección literatura dramática iberoamericana).
Inquietudes – 1926.
Surtidor – 1928).
El ángel cartero – 1929.
Canciones de mar y tierra – 1930.
El personaje presentido – 1931.
Vida a vida – 1932.
Ha corrido una estrella – 1935.
El pez engañado – 1935.
El carbón y la rosa – 1935.
Niño y sombras – 1936.
Prólogo de El solitario – 1938.
Lluvias enlazadas – 1939.
El solitario – 1941.
Sombras y sueños – 1944.
Villancicos de navidad – 1944.
El solitario – 1945.
Vida o río – 1979.
Memorias habladas – 1990. (Publicación póstuma)
*Las Sinsombrero es el nombre por el que son conocidas un grupo de mujeres artistas españolas nacidas entre 1898 y 1914. El nombre responde al gesto de quitarse el sombrero en público que protagonizaron Maruja Mallo, Margarita Manso, Salvador Dalí y Federico García Lorca en la Puerta del Sol. «Nos apedrearon llamándonos de todo», relata la misma Mallo en unas grabaciones hechas por TVE tras volver del exilio. El documental «Las Sinsombrero», que recogía gran cantidad de material de transporte y entrevistaba a investigadores y familiares de estas mujeres, recogía el impulso de quienes durante décadas se habían afanado en rescatarlas en el ámbito más o menos erudito o académico, especialmente dentro de los círculos universitarios, para divulgarlo y extenderlo al gran público. El éxito del documental extendió el interés por este grupo y consolidó la etiqueta con que hoy son conocidas.
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