Poesia

Giacomo Leopardi: Último canto de Safo

junio 29, 2022


«…Me sentía quemado lentamente
por la llama de amor, cuando la brisa
que la avivaba se extinguió de pronto…»
GL

Recordando al poeta italiano en el aniversario de su nacimiento.

«Último canto de Safo»

Canto IX

Plácida noche y pudoroso rayo
de la luna que muere; y tú que naces
sobre la roca, entre la muda selva,
nuncio del día; ¡oh caras, deleitosas
apariencias, mientras desconocía
el hado y la pasión! ; ya no sonríe
dulce visión al desolado afecto.
Sólo se aviva nuestro gozo insólito
cuando en el éter líquido girando
va, y por los campos trepidantes, la ola
polvorienta del noto, y cuando el carro,
grave carro de Júpiter, divide,
sobre nuestra cabeza, el aire oscuro.
Nos place, por barrancos y hondos valles,
nadar entre el turbión, y ver la fuga
de espantados rebaños, y del río
en la insegura orilla
la vencedora ira de la onda.

Bello tu manto es, divino cielo;
bella tú, húmeda tierra. ¡Ay! , de esta inmensa
beldad parte ninguna concedieron
los dioses y la suerte despiadada
a la mísera Safo. En tus soberbios
reinos, Natura, esclavo y grave huésped
y amante despreciada soy, y en vano
en tus graciosas formas, suplicante
fijo los ojos. Para mí no ríen
la abierta playa ni de etérea puerta
el matutino albor; no me saludan
el canto de pintados pajarillos
ni el murmullo del haya; ya la sombra
del inclinado sauce, donde corre
del candoroso arroyo el puro seno,
a mi lúbrico pie la ondeante linfa
esquiva desdeñosa
y huye de las riberas perfumadas-

¿Qué pecado, qué exceso tan nefando
manchó mi nacimiento, que tan torvos
se me mostraron cielos y fortuna?
¿En qué pequé de niña, cuando ignara
de maldad es la vida, que privada
de juventud, y desflorado, el huso
de la inflexible Parca retorcía
mi oscuro hilo vital? Incautas voces
tu labio esparce; el destinado evento
rige arcano poder. Arcano es todo
menos nuestro dolor. Prole olvidada,
para el llanto nacemos, y el motivo
sólo los dioses saben. ¡Oh esperanzas
de la más verde edad! A la apariencia
el Padre dió en el mundo eterno reino;
y por grandes que sean las empresas,
docto el canto o la lira,
no luce la virtud en feo manto.

Moriremos. Caído el velo indigno,
desnuda el alma bajará al Averno,
y el crudo fallo enmendará del ciego
dispensador de eventos. Tú, que hondo
amor y fe me inspiras, por quien vano
furor me oprime de áspero deseo,
vive feliz, si puede en este mundo
feliz alguien vivir. por mí no vierte
el suave licor del vaso avaro
Jove, después que el sueño y los engaños
de mi niñez murieron. Los alegres
días de juventud rápidos pasan.
Quedan los males, la vejez, la sombra
de la gélida muerte. Así, de tantos
gratos errores y esperadas palmas,
resta el Tártaro; y va el osado ingenio
a la tenaria diosa,
la oscura noche y la silente orilla.

Giacomo Leopardi

Traducción de Diego Navarro

El conde Giacomo Taldegardo Francesco di Sales Saverio Pietro Leopardi, nació en Recanati, Macerata, Italia, el 29 de junio de 1798.
Pertenecientea a una noble familia italiana, fue poeta, filósofo, filólogo y erudito del Romanticismo italiano.
Desde su nacimiento fue minado por la enfermedad, padeció la enfermedad de Pott, que le combó la espalda y además desarrolló un severo raquitismo.
Pasó su infancia estudiando y leyendo de forma compulsiva, con una curiosidad inagotable; leía hasta altas horas de la noche. A los once años había leído a Homero, a los trece escribió su primera tragedia; a los catorce la segunda: Pompeyo en Egipto; a los quince un ensayo sobre Porfirio. A esa edad conocía ya siete lenguas y había estudiado casi de todo: lenguas clásicas, hebreo, lenguas modernas, historia, filosofía, filología, ciencias naturales y astronomía.
Escribió un tratado de historia de la astronomía y dos poemas en griego antiguo que lograron engañar a ciertos helenistas de la época.
Sus obras se caracterizan por un pesimismo profundo y sin lenitivos. Sintió un profundo desprecio por los falsos consuelos del pensamiento progresista, y por el contrario una piedad infinita por el deseo de felicidad que le unía la huérfana estirpe humana, que le llevó a la compasión y a la solidaridad.
Murió en Nápoles, el 14 de junio de 1837.

Tambien de Giacomo Leopardi en este blog:

«Giacomo Leopardi: Así mismo»: AQUÍ

«Giacomo Leopardi: A la luna»: AQUÍ

«Giacomo Leopardi: Imitación»: AQUÍ

«Giacomo Leopardi: La resurrección»: AQUÍ

«Giacomo Leopardi: El infinito»: AQUÍ

«Giacomo Leopardi: El ocaso de la Luna»: AQUÍ

«Giacomo Leopardi: El sueño, Canto XV»: AQUÍ

«Giacomo Leopardi: Último canto de Safo»: AQUÍ

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No Comments

  • Reply Bitacoras.com junio 29, 2014 at 12:12 am

    Información Bitacoras.com

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  • Reply Recordando a Giacomo Leopardi: El sueño, Canto XV » Trianarts junio 14, 2015 at 12:27 am

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