Pintura

Arturo Souto: Modernismo, expresionismo y vanguardias del siglo XX

enero 1, 2016

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Arturo Souto

Arturo Souto Feijoo nació en Pontevedra, el 4 de julio de 1902.
Hijo de un magistrado que sería su primer maestro, se vio obligado a cambiar varias veces de residencias a causa de los distintos destinos de su padre, viviendo en Oviedo , Zaragoza , Lugo y La Coruña, hasta establecerse en Sevilla en 1920.

Siguiendo los deseos de su padre hizo la carrera de Aparejador. Los veranos los pasaban en Galicia, y fueron sus paisajes, el ambiente rural y los marineros los que influirían en su inspiración inicial para la pintura. Para sus primeras acuarelas, buscó escenas de interior en cabarets, burdeles… siempre apasionado por la figura femenina y los desnudos.

En 1922 se trasladó a Madrid, ingresando en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde coincidiría con Salvador Dalí, entre otros artistas que más tarde serían nombres importantes en la pintura española.

En este tiempo, asistió a reuniones sociales a la que acudían escritores e intelectuales de la época, entre los que se encontraba Ramón María del Valle Inclán, entablando con él una gran amistad.

Tras hacer el servicio militar en Vigo, expuso por primera vez en 1925, y ese mismo año se incorporó al «Manifiesto de Los Ibéricos», grupo de inconformistas que se oponían al adocenado y oficial arte academicista de la época, que rechazaban el arte pintores de la talla de Pablo Picasso, Juan Gris o Pablo Gargallo, entre otros. Al grupo también se sumaron escritores como Rafael Alberti. Dicho grupo expuso en el Palacio de Cristal del Retiro de Madrid, obteniendo un clamoroso éxito.

En 1926 viajó por primera vez a París, haciéndolo de nuevo en 1928, entusiasmado con las vanguardias francesas, trabajó intensamente, interesándose  por la obra de Giorgio de Chirico que le influiría notablemente en su pintura.

Más tarde,  se entusiasmó con el arte japonés, realizando obras inspiradas en el país asiático, con una visión muy personal y con colores vivos y ricos.

De regreso a España, participó en varias muestras colectivas, experimentando con diversas técnicas, pastel, gouache, acuarela, óleo…

A la llegada de la república, se identificó políticamente con ella y firmó el manifiesto dirigido a la opinión pública y a los poderes oficiales.
Se interesó por los pintores vascos, admirando e identificándose con la obra de Aurelio Arteta.

Se sucedieron nuevas exposiciones en Madrid, Bilbao, La Coruña y Vigo, saltó fronteras y expuso en Copenhaguen y Berlín.
En 1934 le fue concedido el Premio Roma, lo que le valió un viaje a la capital italiana en la que permaneció hasta 1936, sorprendiéndole allí el golpe militar de Franco que desencadenaría la Guerra Civil española.

Participó de forma activa con el bando republicano, realizando numerosos carteles y dibujos.
En 1937, asistió en Valencia a un congreso de escritores celebrado en dicha ciudad, y exhibió su obra en la Exposición Internacional de París, en el Pabellón que había sido diseñado por Sert, donde se encontró con el «Guernica» de Pablo Picasso.

En 1938 expuso en Bruselas, siendo alabado por James Ensor.
Finalizada la guerra civil, y como tantos otros artistas, escritores e intelectuales que habían estado del lado del gobierno legítimo republicano, hubo de trasladarse a Valencia para desde allí partir primero a La Habana, y más tarde a Nueva York, Los Ángeles y finalmente Filadelfia.

En 1942 se trasladó a México, donde enseguida realizaría la primera de las muchas muestras que allí se organizaron. Se identificó de forma parcial con las técnicas y tendencias autóctonas mexicanas que partían de los grandes muralistas; pintó un retrato de Diego Rivera.

La última, la etapa americana, su pintura se volvió más neutra, con intenciones étnicas, más hierática e influida por los muralistas mexicanos. En cualquier caso, siempre fue un pintor capaz de captar los más variados ambientes, las fiestas populares, el mundo del mar o la mitología.

En 1962 regresó a España, desembarcando en Vigo, ciudad en la que expuso aunque esta muestra fue un fracaso. Sus antiguos amigos prácticamente le dieron la espalda. Apenado y defraudado, recogió sus cuadros. Un poco más tarde expuso en Madrid, Bilabo y Santiago de Compostela.
En 1964 volvió a México, donde murió el 3 de julio de ese mismo año.

Su obra está representada en museos españoles y mexicanos.
En 1984, en la Bienal de Pontevedra, se celebró una gran exposición antológica del pintor que se repitió en 1988.

En cuanto a su estilo, pasó por etapas bien diferenciadas. Sus inicios fueron dentro del modernismo, decadente y mundano, a la que sucedió la etapa francesa que tuvo la influencia de Pierre Bonnard y Toulouse-Lautrec.

*Esta entrada fue publicada en este blog el 31 de julio de 2011. Ha sido actualizada y ampliada el 1 de enero de 2016.

 

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