«Levanta tu edificio. Planta un árbol.
Combate si eres joven. Y haz el amor, ¡ah, siempre!
Mas no olvides al fin construir con tus triunfos
Lo que más necesitas: Una tumba, un refugio.»
GC
«Tierra»
El mar está en mí sangre con su sal y su llanto,
con su oscuro latido de vida fuerte y ciega ;
me inunda su marea de pausas sofocadas
y una angustia que crece y no encuentra su grito.
La noche misma late dentro de un cuerpo frío ;
bajo una piel lisa hay músicas convulsas ;
por mis venas escapa su latido nocturno
mientras queda en mis labios la palabra o la espuma.
Pero aún nada brota. La vida se contiene.
Voraz y primitiva sueña piedra caliente:
los toros de Guisando y la Dama de Elche ;
Iberia no una Grecia de falso mármol blanco.
La vida de esta tierra me agarra desde dentro,
imperiosa y terrible, con un amor que vence,
con sus labios de arena y su abrazo de muerte,
y su sueño de siempre, y un dolor que me duele.
Siento que su sangre, se extiende lenta y densa
en mis venas y en sus plantas igualmente,
y en ese dios terrible de aridez y ardor ciego
que alimentan las heridas de los héroes sin gloria.
Tierra que sueña confusa y el dolor ilumina
mientras un mar lejano late y amenaza ;
dentro de mi sangre siento que se mezclan
el mar que tiembla frío y tú, tierra caliente.
Tengo el mar en los ojos, la tierra en mis entrañas.
Si el mar habla de vidas no nacidas,
la tierra habla de muertos que aún la agitan ;
y los brazos se tienden ; mas los pies no caminan.
Lucho por el hijo de la arcilla y el ansia
que detuvo su barco al tocar nuestras playas,
por aquel que pobló con su amor nuestra tierra
y dio con su dolor aliento a nuestros dioses.
Por aquel primer hombre que al alzar la cabeza,
en sus ojos de oro tuvo nuestras estrellas ;
por aquel primer hombre que al bajar la cabeza,
sintió que luchaban raíces con sus venas.
La brisa le traía la música infinita,
la promesa indecible de lo que siempre parte
horizontes remotos de un mar con nubes malvas,
de un mar que le llamaba a un mañana invisible.
Iberia le tendía sus ásperos brazos:
una total entrega, lo que está y no se sabe ;
los siglos dormidos bajo rocas y muerte:
pasado que no habla, pero mueve los labios.
Por aquel hombre luchan mar y sangre en mis venas
y, en la noche, el dolor, como un árbol, se enciende.
Hay llamadas que escapan y hay gritos hacia el fondo,
y hay temblor, y temblor; y hay temblor todavía.
Hay vida estremecida que no encuentra su grito.
Por los campos del ansia voy huyendo o buscando ;
el viento me da miedo porque empuja al abismo,
y el mar porque está lleno de música y silencio.
A ti te escucho tierra, tierra mía en mi sangre,
palpitando en mi cuerpo, aunque no te comprenda ;
tierra maternal cuyos muertos no hablan,
pero mueven mi lengua y mi sueño dormido.
A ti vuelvo cansado, dulcísimo y sumiso,
a escuchar tus palabras y a olvidar lo que hablé.
Los caballos escapan, veloces, sin deseo ;
tú, cóncava y sonora, recoges hoy mi ser.
Tierra, tierra mía, tu dolor muerde piedra,
se llama eternidad lo que agita a tus muertos,
el ardor que consume por algo que ignoramos,
mi ansia que palpita y aún no encuentra su grito.
Se llama eternidad ese cielo sin nieblas
desvelado de luz como un sueño implacable.
¡ Tierra, tierra mía que creas y destruyes
con un ansia voraz y un querer indomable!
Gabriel Celaya
De: «La soledad cerrada» – «Vuelo perdido» – 1947
San Sebastián: Gráfico-Editora – 1947
Recogido en Poesías Completas I
Ed. Visor Colección Poesía
ISBN: 978-84-7522-954-9
Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta nació en Hernani, Guipúzcoa, el 18 de marzo de 1911.
Fue uno de los más destacados representantes de la conocida como “poesía comprometida” o “poesía social”.
Fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas por el Ministerio de Cultura en 1986.
Murió en Madrid, el 18 de abril de 1991.
También de Gabriel Celaya en este blog:
«Gabriel Celaya: La vida es ancha»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Elegía del muerto juvenil»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Respuesta a los abyectos»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Cuéntame como vives»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: A Sancho Panza»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: El último recurso»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Niñez sonámbula, de Los espejos transparentes»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Primeras materias iberas, de Iberia sumergida»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Quien me habita»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: España en marcha»: AQUÍ
«Gabriel Celaya – Cerca y lejos – Fecundación»: AQUÍ
«Gabriel J. Múgica Celaya y la poesía comprometida – Sequedades»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: La poesía es un arma cargada de futuro»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: A solas soy alguien»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Deseada»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: La soledad abierta»: AQUÍ
«Día Mundial de la Poesía: Mis Poetas»: AQUÍ
«Federico en la memoria de Gabriel Celaya»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Momentos felices»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: Despedida»: AQUÍ
«Gabriel Celaya: La estatua y la paloma»: AQUÍ
Bibliografía poética:
Marea del silencio, 1935
La soledad cerrada, 1947
Movimientos elementales, 1947
Tranquilamente hablando, 1947 (firmado como Juan de Leceta)
Objetos poéticos, 1948
El principio sin fín, 1949
Se parece al amor, 1949
Las cosas como son, 1949
Deriva, Alicante, 1950
Las cartas boca arriba, 1951
Lo demás es silencio, 1952
Paz y concierto, 1953
Ciento volando (con Amparo Gastón), 1953
Vía muerta, 1954
Cantos iberos, 1955
Coser y cantar (con Amparo Gastón), 1955
De claro en claro, 1956
Entreacto, 1957
Las resistencias del diamante, 1957
Música celestial (con Amparo Gastón), 1958
Cantata en Aleixandre, 1959
El corazón en su sitio, 1959
Para vosotros dos, 1960
Poesía urgente, 1960
La buena vida, 1961
Los poemas de Juan de Leceta, 1961
Rapsodia eúskara, 1961
Episodios nacionales, 1962
Mazorcas, 1962
Versos de otoño, 1963
Dos cantatas, 1963
La linterna sorda, 1964
Baladas y decires vascos, 1965
Lo que faltaba, 1967
Poemas de Rafael Múgica, 1967
Los espejos transparentes, 1968
Canto en lo mío, 1968
Poesías completas, 1969
Operaciones poéticas, 1971
Campos semánticos, 1971
Dirección prohibida, 1973
Función de Uno, 1973
El derecho y el revés, 1973
La hija de Arbigorriya, 1975
Buenos días, buenas noches, 1978
Parte de guerra, 1977
Poesías completas (Tomo I-VI), 1977-80
Iberia sumergida, 1978
Poemas órficos, 1981
Penúltimos poemas, 1982
Cantos y mitos, 1984
Trilogía vasca, 1984
El mundo abierto, 1986
Orígenes – Hastapenak, 1990
Poesías completas, 2001-04
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