Poesia

Miguel de Unamuno: El Cristo de Velázquez

enero 21, 2013

«Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.»
MU

«El Cristo de Velazquez»

¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.
Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vivífico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno.Que eres, Cristo, el único
hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti quedó encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esa tu muerte,
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el Hombre muerto que no muere
blanco cual luna de la noche. Es sueño,
Cristo, la vida y es la muerte vela.
Mientras la tierra sueña solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres sueñan;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dió toda su sangre
por que las gentes sepan que son hombres.
Tú salvaste a la muerte. Abres tus brazos
a la noche, que es negra y muy hermosa,
porque el sol de la vida la ha mirado
con sus ojos de fuego: que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.
Y es hermosa la luna solitaria,
la blanca luna en la estrellada noche
negra cual la abundosa cabellera
negra del nazareno. Blanca luna
como el cuerpo del Hombre en cruz, espejo
del sol de vida, del que nunca muere.
Los rayos, Maestro, de tu suave lumbre
nos guían en la noche de este mundo
ungiéndonos con la esperanza recia
de un día eterno. Noche cariñosa,
¡oh noche, madre de los blandos sueños,
madre de la esperanza, dulce Noche,
noche oscura del alma, eres nodriza
de la esperanza en Cristo salvador!

Alba

Blanco estás como el cielo en el naciente
blanco está al alba antes que el sol apunte
del limbo de la tierra de la noche:
que albor de aurora diste a nuestra vida
vuelta alborada de la muerte, porche
del día eterno; blanco cual la nube
que en columna guiaba por el yermo
al pueblo del Señor mientras el día
duraba. Cual la nieve de las cumbres
ermitañas, ceñidas por el cielo,
donde el sol reverbera sin estorbo,
de tu cuerpo, que es cumbre de la vida,
resbalan cristalinas aguas puras
espejo claro de la luz celeste,
para regar cavernas soterrañas
de las tinieblas que el abismo ciñe.
Como la cima altísima, de noche,
cual luna, anuncia el alba a los que viven
perdidos en barrancos y hoces hondas,
¡así tu cuerpo níveo, que es cima
de humanidad y es manantial de Dios,
en nuestra noche anuncia eterno albor!

Oración final

Tú que callas, ¡oh Cristo!, para oírnos,
oye de nuestros pechos los sollozos;
acoge nuestras quejas, los gemidos
de este valle de lágrimas. Clamamos
a Ti, Cristo Jesús, desde la sima
de nuestro abismo de miseria humana,
y Tú, de humanidad la blanca cumbre,
danos las aguas de tus nieves. Águila
blanca que abarcas al volar el cielo,
te pedimos tu sangre; a Ti, la viña,
el vino que consuela al embriagarnos;
a Ti, Luna de Dios, la dulce lumbre
que en la noche nos dice que el Sol vive
y nos espera; a Ti, columna fuerte,
sostén en que posar; a Ti, Hostia Santa,
te pedimos el pan de nuestro viaje
por Dios, como limosna; te pedimosa
a Ti, Cordero del Señor que lavas
los pecados del mundo, el vellocino
del oro de tu sangre; te pedimos
a Ti, la rosa del zarzal bravío,
la luz que no se gasta, la que enseña
cómo Dios es quien es; a Ti, que el ánfora
del divino licor, que el néctar pongas
de eternidad en nuestros corazones.

***

¡Tráenos el reino de tu Padre, Cristo,
que es el reino de Dios reino del Hombre!
Danos vida, Jesús, que es llamarada
que calienta y alumbra y que al pábulo
en vasija encerrado se sujeta;
vida que es llama, que en el tiempo vive
y en ondas, como el río, se sucede.

***

Avanzamos, Señor, menesterosos,
las almas en guiñapos harapientos,
cual bálago en las eras remolino
cuando sopla sobre él la ventolera,
apiñados por tromba tempestuosa
de arrecidas negruras; ¡haz que brille
tu blancura, jalbegue de la bóveda
de la infinita casa de tu Padre
-hogar de eternidad-, sobre el sendero
de nuestra marcha y esperanza sólida
sobre nosotros mientras haya Dios!
De pie y con los brazos bien abiertos
y extendida la diestra a no secarse,
haznos cruzar la vida pedregosa
-repecho de Calvario- sostenidos
del deber por los clavos, y muramos
de pie, cual Tú, y abiertos bien de brazos,
y como Tú, subamos a la gloria
de pie, para que Dios de pie nos hable
y con los brazos extendidos. ¡Dame,
Señor, que cuando al fin vaya perdido
a salir de esta noche tenebrosa
en que soñando el corazón se acorcha,
me entre en el claro día que no acaba,
fijos mis ojos de tu blanco cuerpo,
Hijo del Hombre, Humanidad completa,
en la increada luz que nunca muere;
mis ojos fijos en tus ojos, Cristo,
mi mirada anegada en Ti, Señor!

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno y Jugo nació el 29 de septiembre de 1864, en Bilbao.
Escritor, poeta, filósofo, y miembro de la Generación del 98, fue uno de los mejores escritores españoles de todos los tiempos.Practicó casi todos los géneros literarios: novela, ensayo, teatro y poesía.
Ejerció como rector de la Universidad de Salamanca en tres ocasiones: la primer en 1902 y la última, de 1931 hasta su destitución, el 22 de octubre de 1936, por orden del golpista y después dictador Francisco Franco.
Fue miembro del Congreso de los Diputados de 1931, año en que proclamó, el 14 de abril la República en Salamanca, cargo que ejerció hasta 1933 por la circunscripción de Salamanca.
Los últimos días de vida (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa, en un estado, en palabras de Fernando García de Cortázar, de resignada desolación, desesperación y soledad.
Murió el 31 de diciembre de 1936 en Salamanca, de forma repentina, en el transcurso de una tertulia vespertina que mantenía regularmente con dos de sus amigos. A pesar de los meses reclusión forzosa, en su funeral fue exaltado como un héroe falangista. A su muerte, Antonio Machado diría: «Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo».

*La imagen es el óleo de Diego Rodríguez de Silva Velázquez, conocido como «El Cristo de Velázquez» que alberga el Museo del Prado de Madrid.

También  de Miguel de Unamuno en este blog:

«Miguel de Unamuno: Me destierro a la memoria»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: Castilla»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: Es una antorcha al aire esta palmera…»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: Dolor común»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: En un cementerio de lugar castellano»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: La oración del ateo»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: Morir soñando, su último poema»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: ¿Por qué esos lirios que los hielos matan? «: AQUÍ 

«Miguel de Unamuno: A mi buitre»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: Mi Salamanca»: AQUÍ 

«Miguel de Unamuno: Castilla»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: El Cristo de Velázquez»: AQUÍ

«Miguel de Unamuno: En horas de insomnio»: AQUÍ

Bibliografía poética:

– Poesías – 1907
– Rosario de sonetos líricos – 1911
– El Cristo de Velázquez – 1920
– Andanzas y visiones españolas – 1922
– Rimas de dentro – 1923
– Teresa. Rimas de un poeta desconocido – 1924
– De Fuerteventura a París – 1925
– Romancero del destierro – 1928
– Cancionero – 1953

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  • Reply Bitacoras.com enero 21, 2013 at 5:21 pm

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  • Reply Miguel de Unamuno: ¿Por qué esos lirios que los hielos matan? | Trianarts junio 23, 2014 at 10:49 pm

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  • Reply Miguel de Unamuno: Dolor común | Trianarts noviembre 15, 2014 at 7:37 pm

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  • Reply Miguel de Unamuno: Castilla » Trianarts abril 28, 2015 at 10:57 pm

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