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Gustave Loiseau
Nació en París, el 3 de octubre de 1865.
Hijo de unos carniceros, fue educado en París y Pontoise, siendo aprendiz de un decorador amigo de su familia.
Es conocido sobre todo por sus paisajes y escenas de las calles parisinas.
En 1887 gracias a una herencia de su abuela, le facilitó el suficiente respaldo económico e independencia para dedicarse por entero a la pintura.
Se trasladó a vivir a Montmartre, donde coincidió con Maxime Maufra, con él que entablaría una amistad que mantuvo toda su vida.
Ingresó en L’École des arts décoratifs, donde permaneció un año aprendiendo dibujo, siendo ésta su única formación en el campo del dibujo y el color. Abandonaría la institución tras una discusión con su profesor.
Cuando trabajaba redecorando el apartamento del pintor Fernand Quigon, este se convirtió en su tutor ayudándole a continuar su formación, aunque Loiseau fue en gran medida autodidacta.
En 1888 marchó a Pont-Aven, en Bretaña, junto a Maufra, donde entró en contacto con los artistas de la colonia que allí se había formado, entablando amistad especialmente con Paul Gauguin, Henry Moret y Émile Bernard.
Tras practicar con el puntillismo, maduró su propio estilo dentro del postimpresionismo.
Comenzó a pintar paisajes directamente de la naturaleza, con una técnica conocida como en treillis (rayado), que dio sus obras unas características especiales, que hacen que su obra sea inconfundible.
Expuso por primera vez en el Salón de los Independientes en 1893, y a partir de 1895 en la Galerie Durand-Ruel, este mismo año, participó en Salon de la Société Nationale, y en las exposiciones impresionistas en 1890 y 1896.
En 1894 volvió a coincidir en París con Gauguin, quien le regaló un lienzo con una naturaleza muerta.
En los inicios del siglo XX viajó en varias ocasiones a lo largo del río Sena, a Pont-Aven y a las costas del canal de la Mancha.
Entre 1902 y 1904 visitó Étretat, Fécamp y Dieppe. Pintó el río el Sena a su paso por París, por Herblay, Marly-le-Roi y Triel, como también sus afluentes, sobre todo el Yonne desde Auxerre.
La pintura de Loiseau nos muestra su pasión por plasmar, como le ocurrió a otros impresionistas y postimpresionistas, el mismo paisaje, tanto rural como urbano, en las diferentes estaciones del año y horas del día.
En sus lienzos percibimos su interés por recoger los efectos de la lluvia, la escarcha, la niebla, la bruma matinal o los cielos cubiertos por cuyas nubes se filtran los rayos de sol.
Evitó casi siempre la luz intensa y vibrante habitual en los pintores impresionistas, realizando paisaje más melancólicos.
Aunque dibujó algunos retratos y naturalezas muertas, su obra es casi en su totalidad, el paisaje, ríos, casas, calles y plazas de París y de otras localidades, escenas rurales con figuras, acantilados, puertos, con sus barcos, trabajadores, en muchas ocasiones con figuras realizando sus actividades, carros llegando al mercado de Pont Aven, coches circulando por las calles de París, como la Rue de Clignancourt o la avenida de Fiedland, las Plazas de la Batilla y de L’Ètoile.
Pintó también numerosas iglesias, inspiradas en las de Claude Monet.
A partir de la década de 1920 disminuyó su producción paisajistíca llevando acabo muchas naturalezas muertas, bien elaboradas con flores, en las que se aprecia la influencia de Gauguin, o bien con peces.
Murió en París, el el 10 octubre de 1935.
En el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid podemos ver dos de sus pinturas de Paris, una «Vista de Notre Dame» y otra de «La «Calle Clignancourt, el 14 de julio».
*Entrada publicada el 28 de diciembre de 2014. Ha sido actualizada y ampliada el 3 de octubre de 2024.
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