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Tintoretto
Jacopo Comin, de joven conocido como Jacopo Robusti, debido a que su padre defendió las puertas de Padua de las tropas imperiales con gran fuerza, nació en Venecia, Italia, el 29 de septiembre de 1518.
Su verdadero apellido no se ha sabido hasta hace muy pocos años, cuando el Jefe del Departamento de Pintura Italiana del Museo del Prado de Madrid, Miguel Falomir lo descubrió a raíz de la retrospectiva de Tintoretto en el Prado, en 2007.
Cultivó lo mismo el lienzo que el fresco, y fue llamado «Il Furioso» dada la enorme energía de su pintura y la dramática utilización de la perspectiva y los efectos especiales de la luz, hecho que le hacen precursor del barroco, por tanto uno de los últimos grandes pintores del Renacimiento en Italia.
A pesar de que según el historiador de arte Ridolfi, el pintor pasó un breve espacio de tiempo en el taller de Tiziano Vecellio, en las obras más tempranas de Tintoretto no se aprecian influencias ni detalles, ni en el estilo ni en la técnica, del primero.
Sus primeras obras, según un documento encontrado que menciona a Tintoretto como pintor independiente, son de 1539.
En su producción de finales de la década de 1530 y los inicios de la de 1540, entre otras: La Sagrada Familia con san Jerónimo y el procurador Girolamo Marcello, La disputa de Jesús entre los doctores, actualmente en el Duomo de Milán.
Así mismo, Apolo y Marsias y Mercurio y Argos y Las historias bíblicas, en el Kunsthistorisches Museum de Viena, se puede adivinar el estudio de la pintura de Il Pordenone y Il Veronese y de las figuras de Andrea Schiavone, y los modelos escultóricos de Jacopo Sansovino.
Es probable que Tintoretto durante su estancia en Venecia y su viaje a Mantua, conociera la obra de los manieristas romanos Francesco Salviati, Giuseppe Porta y Giorgio Vasari.
Las primeras obras en las que se puede observar su personalísimo estilo, son La última cena y El lavatorio, ambas en el Museo del Prado de Madrid, en la que comienza a a mostrar su forma personal de colocar las figuras y la distribución del espacio, con un absoluto dominio de la perspectiva.
Pero es con El Milagro del esclavo, con el que consiguió el éxito y el reconocimiento entre los grandes maestros de la escuela veneciana del siglo XVI.
Su estilo adquierió esa teatralidad que le caracteriza, introduciendo elementos dinámicos y espaciales que nadie se había atrevido a utilizar hasta entonces en la pintura.
A partir de entonces la demanda de sus trabajos adquiere proporciones fenomenales.
En 1549 pintó su San Roque entre los apestados y de 1550 a 1553 la serie para la Escuela de la Trinidad, San Juan de Patmos y Susana y los Viejos, obras con las que se afianza su estilo, haciéndolo inconfundible.
Acabando la década de 1550 comenzó a estudiar como solucionar de forma novedosa su uso de la luz, en obras como las puertas del órgano de la iglesia de Santa María del Giglio, soluciones que se culminan por ejemplo con el citado Milagro de San Marcos, donde es la luz la que determina las formas, volúmenes y espacios de los personajes y de la arquitectura.
En 1564 comenzó la que sería su obra de mayor envergadura, la decoración de la Escuela de San Roque. En las pinturas que realizó para dicha escuela, que no finalizaría hasta 1587, sobresalen La Visión de santa María Egipcíaca y Cristo delante de Pilatos, donde las figuras y la luz alcanzan una simbiosis perfecta de espiritualidad.
Durante esos años, realiza varias obras para el Palacio Ducal, destacando de entre ellas una serie de alegorías, entre ellas: Las tres Gracias y Mercurio, Ariadna, Venus y Baco y La fragua de Vulcano, y los episodios históricos: Toma de Zara o la Batalla de Salvore.
Para este mismo palacio, Tintoretto y su taller, realizó una obra que sería muy controvertida: El Paraíso, en la que intervino, así mismo, su hijo Domenico, para el Salón Mayor del Consejo, ocupa la pared este de la Sala del Consejo Mayor en el Palacio Ducal.
Está considerado como el mayor cuadro del mundo sobre lienzo, mide 3.65 por 5.68 metros, obra que ha desafiado a los entendidos durante tres siglos, y aunque sus contemporáneos venecianos no lo vieron así; posteriormente fue vista como «una obra malograda y excéntrica. Pocos ojos supieron ver que era un trascendente monumento a las facultades humanas aplicadas al arte pictórico, de manera que debía mirarse con respeto y admiración.»
Otra de sus pinturas importantes de esos años es Cristo en casa de Marta y María, actualmente en la Alte Pinakothek, Múnich y Aparición de Cristo sobre las aguas, en la National Gallery of Art, de Washington.
Ya en los finales del siglo XVI, la fama y el reconocimiento de Tintoretto, llegó a alcanzar su cota más alta, como se puede confirmar el interés que hacía sus pinturas muestra el pintor del Siglo de Oro español Diego Velazquez, y con el masivo interés de nobles y aristócratas españoles por comprar sus obras.
De estas sobresalen, además de un buen número de retratos, El lavatorio, El rapto de Helena y la Serie de las historias bíblicas, todas ellas actualmente en el Museo del Prado de Madrid. Éstas dos últimas son de 1594, el año de la muerte de Tintoretto.
Un poco antes, en 1587, pintó su célebre autorretrato, en el Museo del Louvre de París.
En pocas ocasiones viajó fuera de Venecia.
Amaba todas las artes, tocaba el laúd y otros instrumentos más, algunos de ellos de su propia invención; diseñó vestuario teatral y era un gran conocedor de instrumentos mecánicos. Al final de su vida, se volvió particularmente sombrío y piadoso.
Tuvo un proceso gástrico, que se complicó con unas fiebres, hecho que le impidió dormir y casi comer durante una quincena.
Murió de peste, en Venecia, el 31 de mayo de 1594. Está enterrado en un altar que él había decorado, en iglesia de Santa María del Orto de Venecia junto a su esposa Marietta. La tumba de Tintoretto está marcada con una placa, con la de sus hijos en la capilla a la derecha del presbiterio.
Tuvo pocos alumnos; en su taller trabajaron sus hijos, Marietta y Domenico, Paolo Fiammingo, Ludovico Toeput, Martin de Vos de Amberes y Aliense. Así mismo influyó fuertemente en El Greco, quien debió conocer su obra durante su estancia en Venecia.
Fue descubierto como gran maestro en el siglo XX.
En Madrid además de los lienzos albergados en el Museo del Prado, se pueden ver otras cinco pinturas en el Museo Thyssen Bornemisza.
*Esta entrada fue publicada en este blog el 5 de mayo de 2010. Ha sido actualizada y ampliada con más de ciento cincuenta obras, el 31 de mayo de 2024.
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