«… ¡Ah barro miserable, eternamente
no podrás ni aún sufrir!»
GAB
Uno de mis poetas más amados nació en Sevilla un día como hoy.
«Es un sueño la vida…»
Es un sueño la vida,
pero un sueño febril que dura un punto.
Cuando de él se despierta,
se ve que todo es vanidad y humo…
¡Ojalá fuera un sueño
muy largo y muy profundo,
un sueño que durara hasta la muerte…!
Yo soñaría con mi amor y el tuyo.
Gustavo Adolfo Becquer
De: Rimas no incluidas en el Libro de los gorriones – LXXX, 1868
Recogido en «Gustavo Adolfo Becquer – Obras Completas»
Ed. Catedra 2004©
ISBN: 978-84-3762141-0
Gustavo Adolfo Becquer, nació en Sevilla, a escasos metros de la Plaza de San Lorenzo, el 17 de Febero de 1836.
Poeta y narrador encuadrado el Romanticismo, por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento postromántico.
Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos obtuvo el prestigio con el que se le reconoce actualmente.
Fue bautizado como no podía ser de otra forma en su Parroquia, la de San Lorenzo, Sede canónica de la Hermandad del Gran Poder en ese momento.
Su padre era un conocido pintor costumbrista que murió cuando él tenía solo cinco años; a los nueve años quedó también huérfano de madre y fue acogido por su madrina de bautismo, hasta que, a los 17 años, viajó a Madrid en busca de fortuna.
Vivir de la literatura nunca fue fácil, por lo que se vio obligado a servir de escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, donde su habilidad para el dibujo era admirada por sus compañeros, pero fue motivo de que fuera cesado, al ser sorprendido por el Director haciendo dibujos de escenas de Shakespeare. De este modo volvió Gustavo a vivir de sus artículos literarios, que eran entonces de poca demanda, por lo que hubo de alternar esta actividad con la elaboración de pinturas al fresco.
Tiempo después encontró una plaza en la redacción de «El Contemporáneo», y fue entonces que escribió la mayoría de sus leyendas y las «Cartas desde mi celda».
En 1862 llegó a vivir con él su hermano Valeriano Becquer, célebre en Sevilla por su pintura, pero no por eso más afortunado que Gustavo Adolfo, y juntos vivieron al día, uno traduciendo novelas o escribiendo artículos y el otro dibujando y pintando por destajo. Mucho les costó a los hermanos salir adelante de su infortunio y con el tiempo lograron ambos una modesta estabilidad que les permitía a uno retratar por obsequio y al otro escribir una oda por entusiasmo.
En septiembre de 1870 dejó de existir Valeriano, fue un duro golpe para Gustavo A., que pronto enfermó primero de melancolía; Con su ya precario estado de salud, posiblemente a causa de un enfriamiento invernal padeció una pulmonía, que se le complicó con una hepatitis, y de una pericarditis que pronto habrían de terminar con su vida, ocurrió en Madrid, el 22 de diciembre de ese mismo año.
Sus últimas palabras fueron «Todo mortal».
Fue enterrado al día siguiente en el Patio del Cristo, en la Sacramental de San Lorenzo y San José, de Madrid.
En 1913, los restos de los dos hermanos fueron trasladados a Sevilla, reposando primero en la antigua capilla de la Universidad, y desde 1972 en el Panteón de Sevillanos Ilustres, situada en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla.
Sus obras completas fueron publicadas en 1871, con el fin de ayudar a su familia, gracias a su amigo Augusto Ferrán, y al pintor amigo suyo Casado del Alisal, este último realizaría un dibujo de Becquer en su lecho de muerte que fue publicado en La Ilustración de Madrid.
También de Gustavo Adolfo Becquer en este blog:
«Gustavo Adolfo Becquer: La ajorca de oro»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: Sacudimiento extraño…»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: ¿De donde vengo? – Rima LXVI: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: Rima LXVI ¿De donde vengo?»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Bécquer: En la clave del arco ruinoso»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: Cerraron sus ojos…»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: De lo poco de vida que me resta…»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: Cuántas veces, al pie de las musgosas paredes…»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: El Rayo de Luna»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: Maese Perez el Organista»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer: Como en un libro abierto…»:AQUÍ
«Gustavo A. Becquer: El monte de las ánimas»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Becquer y sus Musas: El amor que pasa, Rima X»: AQUÍ
«Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas IV – VII XIV – LII – LXX y LXXVIII»: AQUÍ
«Sevilla: La glorieta de Becquer en el Parque de María Luisa»: AQUÍ
«Sevilla: también llueve en la Glorieta de Becquer»: AQUÍ
«Homenaje a Gustavo Adolfo Becquer en el Parque de María Luisa: 14 de Febrero»: AQUÍ
Obra:
Las Rimas, obra que recogieron sus amigos, tras el incendio de la casa donde estas se guardaban, en las que se ve como el poeta va pasando por el proceso creador, el amor esperanzado, el desengaño y el dolor o la muerte.
Historia de los templos de España – 1857.
Cartas literarias a una mujer, 1860-1861.
Cartas desde mi celda – 1864.
Libro de los gorriones – 1868.
Leyendas:
El caudillo de las manos rojas, 1858.
La vuelta del combate, 1858.
La cruz del diablo, 1860.
La ajorca de oro, 1861.
El monte de las ánimas, 1861.
Los ojos verdes, 1861.
Maese Pérez, el organista, 1861.
Creed en Dios, 1862.
El rayo de luna, 1862.
El Miserere, 1862.
Tres fechas, 1862.
El Cristo de la calavera, 1862.
El gnomo, 1863.
La cueva de la mora, 1863.
La promesa, 1863.
La corza blanca, 1863.
El beso, 1863.
La Rosa de Pasión, 1864.
La creación, 1861.
¡Es raro!, 1861.
El aderezo de las esmeraldas, 1862.
La venta de los gatos, 1862.
Apólogo, 1863.
Un boceto del natural, 1864.
Un lance pesado.
Memorias de un pavo, 1865.
Las hojas secas.
Historia de una mariposa y una araña.
La mujer de piedra, inacabada.
Amores prohibidos.
El rey Alberto.
Teatro:
La novia y el pantalón
La venta encantada
Las distracciones
La cruz del valle
Tal para cual
Artículos:
Crítica literaria
El maestro Herold
La soledad
El Carnaval
La Nena
Las perlas
La mujer a la moda
La pereza
La ridiculez
Caso de ablativo
El grillito cantor
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