Luis Cernuda: Lectura de su poesía hoy en Sevilla

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«…Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.»
Luis Cernuda

Los poetas de hoy leen a Luis Cernuda en Sevilla

El que fuera uno de los más grandes poetas de su generación y de toda la historia de la poesía española, Luis Cernuda, murió en su exilio de México hace 50 años. Con motivo de este cincuentenario de la muerte del poeta, se han realizado en Sevilla, su ciudad natal, diversos actos para recordarle. Uno de ellos ha sido la publicación de un libro con poemas de un grupo importante de poetas españoles de diferentes generaciones.
El libro que se titula «Leve es la parte de la vida que como dioses rescatan los poetas (Poemas para Luis Cernuda)» incluye más de 80 poemas, como decíamos, de otros tantos poetas nacionales, latinoamericanos y europeos, entre ellos Antonio Gamoneda, Caballero Bonald, Antonio Colinas, Francisco Brines, Rafael Cadenas, Herta Müller, José Cereijo, Juan Carlos Mestre, Juan Luis Panero, Juan Gelman, Jaime  Siles y Miguel Losada, ese último, también editor (Ediciones de la revista Aurea), y fue ayer presentado en el Ateneo de Sevilla.
En la mañana de hoy sábado se ha realizado un itinerario poético por la ciudad, iniciado junto a una de las lápidas conmemorativas del centenario del nacimiento del poeta, la situada en la Judería del Barrio de Santa Cruz.

De Santa Cruz a la Calle Aire, donde Cernuda vivió en la década de 1920, para terminar en la calle Acetres, ante su casa natal.

Como muestra de este homenaje transcribo el bello poema de José Cereijo incluido en el libro y el de Miguel Losada que con tanto cariño lo ha hecho posible.

«Luis Cernuda»

Difícilmente hubieran complacido
tu altivez solitaria tantas celebraciones,
tanto fasto y discurso como ahora te recuerdan,
y en que los ojos buscan, sin poder evitarlo,
ese rincón de sombra donde acaso la tuya
—desde esa paz oscura a que has llegado—,
nos mira con desdén, o nos ignora,

Sabías que la gloria (como la soledad,
igual que un cuerpo hermoso) se esquiva al ofrecerse,
niega lo que promete a la vez y en el mismo
ademán fascinante; y que, cuando acaricia
enamorada o triste las formas que define,
no hay luz tan pura que no arroje sombras.

Más que probablemente, entre estos que hoy reúne
la altura de tu ejemplo
o únicamente el brillo de tu nombre,
hay quien sólo los busca para su propio adorno,
domesticados, como tú dijiste:
quizá nadie esté libre de culpa semejante.
Y sin embargo somos, pese a todo,
esa posteridad en que también creías,
las manos en que el tiempo irrebatible
depositó tu herencia,
que ha de salvarse en ellas, o perderse;
y, camaradas puros como los que invocabas
o todo lo contrario,
ya sólo de nosotros depende tu futuro.

Porque estamos aquí. Somos reales.
Lo infiel al pensamiento, lo rebelde.
La tierra dura y áspera a la que, sin embargo,
alguna vez visita
un reflejo perdido del fuego originario,
que igual que Prometeo robabas a los dioses
para quemarte en él:
que puede transformar los ojos que lo miran.

Dura tierra a que cabe
acoger sin embargo una gota del cielo,
hay en todos los hombres; y por eso quizá
—sí, por eso también, aunque tú, irreductible,
tal vez no lo aceptaras—
te escuchamos aún. Y también es por eso
que quizá consigamos, pese a todo, salvarte,
y salvarnos contigo.

José Cereijo

El poema de Miguel Losada:

Se le veía a veces
por los bares antiguos
entrar sólo un momento
y dirigirse al fondo
como queriendo eludir
las miradas
que pudieran descubrir
su secreta inclinación.

Lleva toda su vida
en el bolsillo.
El sol que dejó atrás
y Alicia abandonada
en el espejo.

Hay lugares en donde
la virtud ya no importa.
Seducir unicornios
o amar a las sirenas.

Porque también hay flores
que crecen en la podredumbre
Buscan la sombra en sus raíces.
Así equilibran
el cielo con la tierra.

Miguel Losada

Ambos poemas recogidos en: «Leve es la parte de la vida que como dioses rescatan los poetas (Poemas para Luis Cernuda)»
Edición de Miguel Losada – Ediciones de la Revista Aurea
ISBN: 978-84-86701-66-6

Solo una nota agridulce que no puedo omitir, porque la obra de Luis Cernuda está grabada a fuego en mi alma, es la tristeza y el regusto amargo que me ha quedado una vez finalizado el acto, los sevillanos una vez más han ignorado al poeta, muy pocos, aseguraría que ninguno, a excepción de una servidora, de los presentes era sevillano de a pie….

Luis Cernuda Bidón nació en la calle Acetres, de Sevilla, el 21 de septiembre de 1902.
Murió en México DF el 5 de noviembre de 1963.

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