Pintura

Bartolomé Esteban Murillo: El barroco sevillano

abril 3, 2024


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Bartolomé Esteban Murillo

Nació en Sevilla, se cree que pudo alrededor del 31 de diciembre de 1617, consta documentalmente que fue bautizado en la Parroquia de Santa María Magdalena de la capital hispalense el 1 de enero de 1618.


Fue sin duda uno de los máximos exponentes del barroco español del siglo XVII y pieza clave de la Escuela sevillana, y también el pintor español mejor conocido y más apreciado fuera de España, de su tiempo.


Fue el menor de catorce hermanos, tras quedar huérfano con diez años de edad, se crio con una de sus hermanas.


Su formación inicial fue en el taller de Juan del Castillo con el que pasó cinco años, tiempo en el que tuvo como compañero al granadino Alonso Cano.


A los 22 años abrió su propio taller en el que empezó vendiendo cuadros muy baratos, que por supuesto no le satisfacían.


En ese tiempo Pedro Moya trajo a Sevilla unas pinturas de Anton Van Dyck que le maravillaron y motivaron para perfeccionar su técnica.


Estudió y llegó a conocer muy bien la escuela flamenca, aunque parece ser que no viajó al extranjero, posiblemente se benefició del intenso tráfico en la Sevilla comercial de gran importancia en esa época.


Su obra de un gran realismo, con un estilo que se estaba forjando para lo que fue más tarde, la temática de su pintura plasmó escenas de ambiente social y de estética naturalista en sus grandes temas: los niños mendigos o las escenas de la infancia de Cristo.


También realizó una pintura suave de gusto burgués y aristocrático, como podemos ver en sus obras religiosas.


En 1645 pintó trece lienzos para el claustro de San Francisco el Grande de Sevilla.


Ese mismo año, se casaría con Beatriz Cabrera, con  la que tuvo nueve hijos, cuatro de los cuales murieron en la epidemia de peste de Sevilla, en 1649.


Tras pintar dos cuadros para la Catedral de Sevilla, empezó su etapa más conocida, sus Vírgenes con Niño y sus Inmaculadas.


Murió en Cádiz, al caer desde un andamio cuando pintaba los frescos del Convento de los Capuchinos, el 3 de abril de 1682.


Como había pedido el propio pintor, el día 4 de abril de 1682, al día siguiente de fallecer, fue enterrado en la antigua Iglesia de Santa Cruz, destruida durante la ocupación francesa.


El solar que ocupaba la iglesia, está actualmente ocupado por la Plaza de Santa Cruz, y bajo su suelo, y en lugar que se ignora, descansan los restos del pintor.


Murillo fue muy querido, tanto en círculos cultos como populares; existen diversas referencias al pintor dentro del mundo literario. Innumerables poemas y relatos glosaron tanto su personalidad como su pintura.


Una prueba de ello es lo que el ilustrado Jovellanos dedicó al artista, escribiría: «¡Gran Murillo! Yo he creído en tus obras los milagros del arte y del ingenio; yo he visto en ellas pintadas la atmósfera, los átomos, el aire, el polvo, el movimiento de las aguas y hasta el trémulo resplandor de la mañana. Tu nombre es el celebrado por todas las personas de buen gusto; pero ¡cuánto más lo sería si el buril hiciese más conocidas tus obras!»
En «Elogio de las Bellas Artes», de Gaspar Melchor de Jovellanos. Madrid, 14 de julio de 1781.


Su pintura está representada en los más importantes museos del mundo; las colecciones más numerosas en España están albergadas en el Museo del Prado de Madrid y en Museo de Bellas Artes de Sevilla; algunas de las más importantes en museos extranjeros se pueden ver en la National Gallery de Londres, el Museo del Louvre de París, la Alta Pinacoteca de Munich y la National Gallery de Wansington entre otros.


En 2018 se conmemoró el IV centenario de su nacimiento, por lo que la ciudad de Sevilla le rindió homenaje con diferentes muestras de su obra, en el Museo de Bellas Artes, El Monasterio de Santa Clara, la catedral hispalense, la facultad de Bellas Artes, el Ayuntamiento sevillano y otras instituciones privadas; conferencias, charlas y numerosos actos que se desarrollaron en este «Año Murillo».


La presencia actual de Murillo en Sevilla:

Rigurosamente, toda su obra fue pintada en Sevilla, la mayoría realizada para conventos e iglesias de la ciudad, y que son alrededor de 800, actualmente la mayoría de ellas, repartidas por museos de todo el mundo y colecciones privadas.


Del conjunto se conservan en la capital hispalense alrededor de 50.


No hubo museo ni colección privada importante, dada la popularidad de la que gozó, incluso superior a la de Velázquez, que no quisiera poseer algún cuadro suyo.


Durante la ocupación francesa, la rapiña que perpetró el Mariscal Soult, hizo que fueran enviadas a Francia gran parte de las mejores obras de arte sevillanas, entre ellas y especialmente las de Murillo, de entre ellas, sin duda la más famosa, la «Inmaculada de los Venerables», también conocida como «Inmaculada de Soult».


Así el Hospital de la Caridad, Santa María la Blanca y el Hospital de los Venerables, perdieron para siempre sus cuadros que habían sido confiscados por el mariscal, de los que algunos regresaron a España, pero fueron retenidos en Madrid y nunca volvieron al lugar para el que fueron ejecutadas.


De las que se conservan en Sevilla, todas ellas magistrales, la mayor parte se albergan en el Museo de Bellas Artes de la capital hispalense.


En la Catedral de Santa María pudimos ver 16 cuadros, que además conserva las actas de bautismo, matrimonio y defunción de Murillo, así como el bautismo de sus hijos, apadrinados por Miguel de Mañara.


En la Iglesia de San Jorge, del Hospital de la Santa Caridad, hay ocho cuadros, de los cuales cuatro son copias realizadas por el propio Murillo, los originales se encuentran de distintos museos.


Además hay dos cuadros en el Palacio Arzobispal, «La Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo», y la «Inmaculada de Fray Juan de Quirós (la primera la obra más temprana conocida de Murillo).


La Iglesia de Santa María la Blanca, alberga una «Santa Cena», perteneciente a una etapa tenebrista de Murillo; esta iglesia contó con cuatro obras, pintadas expresamente para ella, óleos que fueron llevados a Francia, de los que dos volvieron a Madrid (Museo del Prado). Actualmente en su lugar original se pueden ver sendas copias de una gran calidad.


El Alcázar sevillano posee una obra: «San Francisco Solano aplacando un toro furioso», procedente al parecer del antiguo convento de San Francisco.


Así mismo en el Hospital de los Venerables, hoy sede de la Fundación Focus Abengoa: Centro Velázquez, alberga dos obras, San Pedro penitente*, pintada por encargo del canónigo Justino de Neve, que fue legada por él al Hospital, tema que fue ampliamente difundido en la pintura española del siglo de Oro, en él vemos a un San Pedro en retiro manifestando arrepentimiento por su negación de Jesús, que junta sus manos y dirige sus ojos acuosos al cielo; y una Santa Catalina**, de 1650.


*En 1810, durante la invasión napoleónica, el lienzo fue expoliado y trasladado a París, pasando algún tiempo en la colección del Mariscal Soult. Tras su muerte en 1851 fue vendido y enviado al Reino Unido donde ha permanecido durante más de ciento cincuenta años oculto a la vista pública, tan sólo conocido mediante una fotografía publicada por Diego Angulo en los años setenta del pasado siglo. Nuevamente localizado por Gabriele Finaldi en 2011 pudo verse en la exposición Murillo y Justino de Neve, el arte de la amistad, organizada por el Museo del Prado, la Fundación Focus y la Dulwich Picture Gallery; y en una acción de recuperación patrimonial fue adquirido en 2014 por Abengoa, y cedido en depósito a su Fundación con el fin de integrarlo en su colección permanente del Centro Velázquez, que esta forma, se culmina la restitución histórica de un tesoro del patrimonio sevillano al contexto cultural al que fue originariamente destinado.


**El lienzo fue robado durante la invasión napoleónica por el Mariscal Soult de la iglesia sevillana de Santa Catalina y llevado a Francia. Tal era su fama e importancia que la obra fue copiada por Delacroix en un lienzo que se conserva en el Museo de Béziers. La obra, rescatada ahora por la Fundación Focus, viene a reencontrarse con los referentes que alumbraron un momento esplendoroso en la historia de la capital hispalense. (Focus Abengoa)


Sala Murillo en el Museo de Bellas Artes de Sevilla durante la Exposición extraordinaria durante su IV Centenario el pasado 2018.


*Esta entrada fue publicada en este blog el 3 de abril de 2011. Ha sido actualizada y ampliada con más de 100 nuevas obras el 31 de diciembre de de 2023.

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20 Comments

  • Reply Bitacoras.com abril 3, 2011 at 6:01 pm

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Click para ver álbum en slide “¡Gran Murillo! Yo he creído en tus obras los milagros del arte y del ingenio; yo he visto en ellas pintadas la atmósfera, los átomos, el aire, el polvo, el movimiento de las aguas y hasta el tré…..

  • Reply El realismo social de Thomas Kennington | Trianarts octubre 31, 2011 at 11:31 pm

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    […] imagen es un óleo de Bartolomé Esteban Murillo Compartelo:Comparte esto:FacebookCorreo electrónicoDiggRelated […]

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    […] responsable de la decadencia de la pintura española tras los años esplendorosos de Velázquez y Bartolomé Esteban Murillo. El nuevo interés que suscita la época barroca a principios del siglo XX, contribuyendo […]

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  • Reply Ángel Lizcano Monedero: Neoclásico y Romántico | Trianarts noviembre 24, 2014 at 3:40 am

    […] como copista en el Museo del Prado, sobre todo de obras de Diego Velazquez, Francisco de Goya y Bartolomé E. Murillo, copias que vendió con facilidad y que le ayudaron a subsistir en los años de […]

  • Reply Villancicos Rocieros de Raya Real | Trianarts diciembre 21, 2014 at 2:00 am

    […] *La imagen es “La adoración de los pastores” de Bartolomé Esteban Murillo […]

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    […] como en temática a los más importantes pintores españoles de la época, Diego Velazquez y Bartolomé Esteban Murillo, entre […]

  • Reply Joan Llimona: Modernismo y misticismo catalán - Trianarts febrero 23, 2016 at 5:21 pm

    […] en la pinácoteca madrileña, se sintió especialmente atraído por Velázquez, José de Ribera, Bartolomé Esteban Murillo, Tiziano, y según manifiesta en algunas cartas, no le gustaron ni Veronese ni Rafael Sanzio. Entre […]

  • Responder a Mariano Salvador Maella: Neoclásico y romántico | TrianartsCancelar respuesta

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