Doménikos Theotokópoulos, El Greco

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Doménikos Theotokópoulos, «El Greco»

Nació en Candía, en la isla de Creta, que en aquel momento se encontraba bajo el dominio de la República de Venecia.

Pintor griego que vivió en su país hasta los 26 años de edad, donde ya fue apreciado y reconocido como maestro del icono del periodo post-bizantino que en ese momento se practicaba en la isla griega.

Marchó a Italia, permaneciendo allí diez años, donde estudió y adoptó el estilo que practicaban los pintores renacentistas. En primer lugar, en Venecia admiró y recibió la influencia del estilo y la técnica de los grandes Tiziano y Tintoretto. Más tarde en Roma, estudió el manierismo y a Michelangelo Buonarotti.

En 1577 viajó a España, estableciéndose en Toledo, donde permanecería el resto de su vida.
Por todo lo reseñado, es difícil describir su formación en la pintura, que llevó a cabo desde tres focos muy diferentes: El primero, del estilo bizantino de su tierra natal, responsable de muchos detalles peculiares, que evolucionados fueron causa del estilo de las obras de su madurez artística.

El segundo lo asimiló en Venecia de los maestros del alto Renacimiento, sobre todo de Tiziano, del que aprendió la pintura al óleo y su gama de colores —hay que señalar, que él siempre se consideró parte de la escuela veneciana—; y el tercero, de su época romana, donde conoció a Miguel Angel y el manierismo, que asumió como suyo, aunque interpretado de una forma totalmente personal, algo que hace absolutamente inconfundible la autoría de sus cuadros.

La mayor parte de su obra, son lienzos de gran tamaño que realizó para retablos de iglesias, instituciones religiosas —a menudo en colaboración con los alumnos de su taller—.

Pintó también numerosos y magistrales retratos, todos estos considerados autenticas obras maestras de la pintura.

En los primeros óleos que pintó en España se aprecia la influencia de los maestros italianos, para evolucionar hasta el qué fue su definitivo y como hemos dicho personalísimo estilo, en el que sus figuras manieristas son extraordinariamente alargadas, delgadas, de aspecto casi fantasmal, muy expresivas, que se encuentran en ambientes indefinidos en los que las distintas gamas de colores buscan el contraste.

Su estilo se identificó con los preceptos de la Contrarreforma, —los mecenas del Greco eran en su mayoría eclesiásticos cultos y relacionados con el centro oficial del catolicismo español, que era la Archidiócesis de Toledo— se fue extremando en sus últimos años.

Actualmente está considerado como uno de los más grandes artistas occidentales de toda la historia del arte. Algo que no fue siempre así durante más de dos siglos después de su muerte; se le consideró excéntrico, incluso figura marginal del arte, para cambiar estas apreciaciones en los últimos cien años; —según la época, se le ha calificado como místico, manierista, protoexpresionista, protomoderno, lunático, astigmático, quintaesencia del espíritu español y pintor griego—.

Muy pocos de sus contemporáneos escribieron sobre él, uno de estos fue el pintor y teórico sevillano Francisco Pacheco que admitió su dominio técnico, aunque su estilo singular los desconcertaba, no pudo admitir el desdén del Greco por el dibujo y por Miguel Ángel, no obstante no lo excluyó de los grandes pintores.

Murió en Toledo, el 7 de abril de 1614, cuando contaba con 73 años de edad.

Sus obras se encuentran repartidas por grandes museos de todo el mundo, el Museo del Prado de Madrid alberga una importante muestra en su colección permanente. En Madrid, podemos ver también varios cuadros suyos en el Museo Thyssen Bornemisza.

*Visita virtual al magnifico Museo de «El Greco» en la ciudad de Toledo.

*Esta entrada fue publicada en este blog el 7 de abril de 2010. Ha sido actualizada y ampliada el 7 de abril de 2024.