Poesia

Luis Cernuda: Lázaro

diciembre 26, 2017


«… Por las sendas sombrías
Se duele el viento ahora…»
LC

«Lázaro»

Era de madrugada.
Después de retirada la piedra con trabajo,
Porque no la materia sino el tiempo
Pesaba sobre ella,
Oyeron una voz tranquila
Llamándome, come un amigo llama
Cuando atrás queda alguno
Fatigado de la jornada y cae la sombra.
Hubo un silencio largo.
Así lo cuentan ellos que lo vieron.

Yo no recuerdo sino el frío
Extraño que brotaba
Desde la tierra honda, con angustia
De entresueño, y lento iba
A despertar el pecho,
Donde insistió con unos golpes leves,
Avido de tornarse sangre tibia.
En mi cuerpo dolía
Un dolor vivo o un dolor soñado.

Era otra vez la vida.
Cuando abrí los ojos
Fue el alba pálida quien dijo
La verdad. Porque aquellos
Rostros ávidos, sobre mí estaban mudos,
Mordiendo un sueño vago inferioir al milagro,
Come rebaño hosco
Que no a la voz sino a la piedra atiende,
Y el sudor de sus frentes
Oí caer pesado entre la hierba.

Alguien dijo palabras
De nuevo nacimiento.
Mas no hubo allí sangre materna
Ni vientre fecundado
Que crea con dolor nueva vida doliente.
Sólo anchas vendas, lienzos amarillos
Con olor denso, desnudaban
La carne gris y fláccida como fruto pasado;
No el terso cuerpo oscuro, rosa de los deseos,
Sino el cuerpo de un hijo de la muerte.

El cielo rojo abría hacia lo lejos
Tras de olivos y alcores;
El aire estaba en calma.
Mas tremblaban los cuerpos,
Como las ramas cuando el viento sopla,
Brotando de la noche con los brazos tendidos
Para ofrecerme su propio afán estéril.
La luz me remordía
Y hundí la frente sobre el polvo
Al sentir la pereza de la muerte.

Quise cerrar los ojos,
Buscar la vasta sombra,
La tiniebla primaria
Que su venero esconde bajo el mundo
Lavando de vergüenzas la memoria.
Cuando un alma doliente en mis entrañas
Gritó, por las oscuras galerías
Del cuerpo, agria, desencajada,
Hasta chocar contra el muro de los huesos
Y levantar mareas febriles por la sangre.

Aquel que con su mano sostenía
La lámpara testigo del milagro,
Mató brusco la llama,
Porque ya el día estaba con nosotros.
Una rápida sombra sobrevino.
Entonces, hondos bajo una frente, vi unos ojos
Llenos de compasión, y hallé temblando un alma
Donde mi alma se copiaba inmensa,
Por el amor dueña del mundo.

Vi unos pies que marcaban la linde de la vida,
El borde de una túnica incolora
Plegada, resbalando
Hasta rozar la fosa, como un ala
Cuando a subir tras la luz incita.
Sentí de nuevo el sueño, la locura
Y el error de estar vivo
Siendo carne doliente día a día.
Pero él me había llamado
Y en mí no estaba ya sino seguirle.

Por eso, puesto en pie, anduve silencioso,
Aunque todo para mí fuera extraño y vano,
Mientras pensaba: así débieron ellos,
Muerto yo, caminar llevádome a tierra.
La casa estaba lejos;
Otra vez vi sus muros blancos
Y el ciprés del huerto.
Sobre el terrado había una estrella pálida.
Dentro no hallamos lumbre
En el hogar cubierto de ceniza.

Todos le rodearon en la mesa.
Encontré el pan amargo, sin sabor las frutas,
El agua sin frescor, los cuerpos sin deseo;
La palabra hermandad sonaba falsa,
Y de la imagen del amor quedaban
Sólo recuerdos vagos bajo el viento.
El conocía que todo estaba muerto
En mí, que yo era un muerto
Andando entre los muertos.

Sentado a su derecha me veía
Como aquél que festejan el retorno.
La mano suya descansaba cerca
Y recliné la frente sobre ella
Con asco de mi cuerpo y alma.
Así pedí en silencio, como se pide
A Dios, porque su nombre,
Más vasto que los templos, los mares, las estrellas,
Cabe en el desconsuelo del hombre que está solo,
Fuerza para llevar la vida nuevamente.

Así rogué, con lágrimas,
Fuerza de soportar mi ignorancia resignado,
Trabajando, no para mi vida ni mi espíritu,
Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista
Ahora. La hermosura es paciencia.
Sé que el lirio del campo,
Tras de su humilde oscuridad en tantas noches
Con larga espera bajo tierra,
Del tallo verde erguido a la corola alba
Irrumpe un día en gloria triunfante.

Luis Cernuda

De: «La realidad y el deseo»(1924-1962) VII – «Las nubes» (1937-1940)
Recogido en: Luis Cernuda – Poesía completa – Volumen I
Ed. Siruela 1993©
ISBN: 978-84-7844-185-5 (Del volumen I)

Luis Cernuda Bidón nació en Sevilla, el 21 de septiembre de 1902.
Aún Sevilla, su tierra natal no le ha hecho justicia.
Fue sin duda uno de los más grandes poetas de la Generación del 27′, tantos años olvidado, o peor, ignorado por muchos. Mas no en el corazón y en la memoria de los que amamos su poesía.
El día 14 de abril de 1938, Cernuda abandonó España para siempre, cedamos la voz al poeta:
«Atrás quedaba tu tierra sangrante y en ruinas. La última estación al otro lado de la frontera, donde te separaste de ella, era sólo un esqueleto de metal retorcido, sin cristales, sin muros un esqueleto desenterrado al que la luz postrera del día abandonaba.
¿Que puede el hombre contra la locura de todos? Y sin volver los ojos ni presentir el futuro, saliste al mundo extraño desde tu tierra en secreto ya extraña.”
(LC)
Junto a esas pertenencias, lleva como bien más preciado el manuscrito de varios poemas que serían el germen de uno de sus más grandes libros, “Las nubes”, «Noche de Luna», “A un poeta muerto” (FGL), “Elegía Española” (I), “Scherzo para un elfo”, “Soñando la muerte”, “Sentimiento de otoño”, “A Larra con unas violetas” (1837-1937) y “Lamento y esperanza”. Son poemas que formarían parte del libro en el que se incluyen textos tan desolados como “Un español habla de su tierra”.
Murió tras sufrir un infarto de miocardio, en su exilio de México, DF, el día 5 de noviembre de 1966.

También de Luis Cernuda en este blog:

«Luis Cernuda: Desolación de la quimera»: AQUÍ

«Luis Cernuda: ¿Son todos felices?»: AQUÍ

«Luis Cernuda: Vientres sentados»: AQUÍ

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«Luis Cernuda «Ocnos su Sevilla – El magnolio»:AQUÍ  

«Luis Cernuda: La Poesía»: AQUÍ 

«Luis Cernuda – El viento y el alma»: AQUÍ

«Luis Cernuda: Tarde oscura, de Como quien espera el alba»: AQUÍ

«Luis Cernuda: Peregrino, de La Realidad y el Deseo»: AQUÍ

«Luis Cernuda: Déjame esta voz»: AQUÍ 

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«Luis Cernuda: Deseo»: AQUÍ

«Luis Cernuda: No decía palabras»: AQUÍ

«Luis Cernuda – Contigo – A donde el corazón te lleve»: AQUÍ

«Luis Cernuda: A un poeta muerto (FGL)»: AQUÍ 

«Luis Cernuda… Como llenarte, soledad»: AQUÍ

«Luis Cernuda: Elegía anticipada»: AQUÍ

Bibliografía:

Perfil del aire – 1927
Égloga, elegía, oda – 1927-28
Los placeres prohibidos, – 1929-1931
Donde habite el olvido – 1934
Las nubes – 1940 – 1943
Ocnos – 1942 1.ª ed. (Ampliada en 1949 y 1963)
Como quien espera el alba – 1947
Vivir sin estar viviendo – 1944–1949
Variaciones sobre tema mexicano – 1952
Con las horas contadas, de 1950–1956
Poemas para un cuerpo – 1957
Desolación de la Quimera – 1962.
Estudios sobre poesía española contemporánea, 1957, o Poesía y literatura, I y II, 1960 – 1964 (En este estudio, Cernuda reivindica a Ramón de Campoamor, manifiesta su admiración por su amigo Federico García Lorca y enjuicia con severidad la poesía de Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y Jorge Guillén.
Luis Cernuda – Poesía completa. Obras completas, Volumen I. Ediciones Siruela.1993.
Luis Cernuda, Antología – Cátedra, 1984.
Luis Cernuda, Intermedio, (antología) – Pre-Textos, 2004.

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